Mañana es la pregunta

En junio de 2020, el mítico club techno berlinés Berghain, cerrado durante la pandemia, reabrió para presentar la exposición Studio Berlin, con trabajos de 117 artistas residentes en la ciudad. Uno de ellos, Rirkrit Tiravanija, presentó una instalación en el exterior del edificio con la frase “Morgen ist die Frage” [Mañana es la pregunta].

Cuatro años más tarde, esta frase y esta referencia a Tiravanija aparece en la obra Totentanz. Morgen ist die Frage, de la compañía La Veronal, una creación que se presentó en el Teatre Lliure y que aglutina una instalación, un vídeo y una performance que lleva al presente las danzas de la muerte medievales.

Hay muchos paralelismos entre la época medieval y la actual. Si la primera fue un momento de guerras, pestes, desgobierno, bandidaje, insurrección, divisiones y cismas religiosos, en el momento actual, denominado tecnofeudalismo por el economista Yanis Varoufakis, los señores feudales son los propietarios del “capital de la nube” y el resto somos siervos y un nuevo sistema. La indefinición y la incertidumbre hacen que se reabran heridas, frustraciones, temores milenarios y se convierten en terreno abonado para misivas simples y populistas. Las danzas de la muerte medievales eran una forma de sobreponerse al miedo. El miedo a la muerte ya la inseguridad; un miedo que en nuestras sociedades se asocia también a la pérdida de valores ya una sobrerreacción para conjurarla a partir del exceso (imágenes, producciones, ruidos, actividades, opiniones…). El vídeo final de Totentanz, con un alud de imágenes de un presente desbordado (guerras, violencia, fiestas, masas, protestas, genocidios…), nos deja sin respiración. Quizá sea ésta la manera actual de neutralizar los miedos, con un exceso de imágenes y ruidos que nos hipnotiza. Mientras dura ese estado de choque, con total impunidad reina la censura (la que pide no hacer declaraciones políticas comprometidas, señalar injusticias o, directamente, cancela).

Pero también las danzas de la muerte son una catarsis tras la que pueden surgir cosas nuevas. La edad media no fue un período uniforme sino que entre los siglos XI y XV se fijaron las bases del Renacimiento, así como un interés científico por la investigación de la naturaleza, los conocimientos empíricos y los fenómenos del universo. En el presente conviven aspectos de distintos momentos, la diferencia es que todos aquellos cambios que en el pasado se producían en siglos ahora pueden ocurrir en pocos años. Es imprescindible estar atentos a las analogías analíticas para entender el actual sistema internacional, pero a diferencia de cómo lo harían los estudiosos de la política internacional o de la sociología, quien mejor puede trabajar estas analogías son los y las artistas que, de forma libre, generan espacios de pensamiento y de lucidez.

[Artículo publicado en Bonart, marzo 2025]