http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1704
http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1719
http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1689
En 1970, Hannah Arendt dio una conferencia titulada “Sobre la desobediencia civil”, que definía como “la que surge cuando un grupo significativo de ciudadanos se convence de que los canales para conseguir cambios están obturados, o de que el Gobierno persiste en una línea cuya legalidad o constitucionalidad despierta graves dudas”. Precisaba que “no puede equipararse la desobediencia civil con la criminal, porque hay una gran diferencia entre el criminal que se oculta y el desobediente que desafía la ley a la luz del día. Además, la desobediencia civil es incompatible con la violencia, pues, a diferencia del revolucionario, el desobediente civil acepta la autoridad existente y la legalidad general”.
Arendt, que pronunciaba esta conferencia en plena guerra de Vietnam observaba que “las sociedades modernas están sujetas a un acelerado proceso de cambio, que el derecho legaliza una vez producido, pero que suele ser resultado de acciones extrajurídicas. Ante este cambio, los canales de participación política de los ciudadanos son muchas veces insuficientes. De hecho, el sistema representativo se halla en crisis, en buena parte porque los partidos se han burocratizado. Por esta razón, a la desobediencia civil le corresponde una relevancia creciente en las democracias modernas: constituye una manifestación extrema del derecho del pueblo a asociarse para reclamar al Gobierno o para protestar por sus decisiones”.
La historia está llena de casos de desobediencia civil que han servido para conquistar derechos sociales, como el movimiento sufragista o la transgresión pública de las leyes racistas, por mencionar dos de bien significativos. Pero no es necesario remontarse tanto en el tiempo. “Hay justificación para un movimiento de desobediencia civil en España” era el titular destacado de una entrevista de Alberto Fraile a Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, publicada el pasado verano en El País.
La exposición que Núria Güell presenta estos días en ADN Galería no trata exactamente de desobediencia civil, pero sí que presenta hechos y situaciones que podrían convertirse en el detonante de dicha acción. Alegaciones desplazadas es el título de esta primera e impecable exposición individual de la artista en esta galería para la que ha reunido una selección de trabajos que constituyen una buena muestra de su trayectoria.
En sus proyectos, Núria Güell analiza las instituciones que nos gobiernan y evidencia los abusos de poder permitidos dentro de los márgenes de la legalidad por esas mismas instituciones. Su proceso de trabajo incluye el análisis a partir de datos y situaciones (como Hans Haacke), el cuestionamiento, seguido de la puesta en evidencia (a la manera del cineasta Michael Moore o, más cercano, el periodista Jordi Évole en su programa Salvados), para finalmente llevar a cabo una actuación de incidencia real, a menudo utilizando las mismas estrategias en los intersticios de la legalidad y que podría funcionar a modo de ejemplo y como paso previo, como decíamos al principio, de esa desobediencia civil que parece tan justificada y necesaria ahora mismo.
Alegaciones desplazadas es un recorrido por ocho trabajos de la artista que se convierte en un itinerario por distintas problemáticas en las que se evidencia el abuso de poder de instituciones como la banca, el poder legislativo o las políticas migratorias. A esta última esfera se refieren tanto el trabajo más antiguo Fuera de juego (2009) como el más reciente, Ayuda humanitaria (2008-2013). En el primero, contó con la participación de un inmigrante africano sin trabajo y con la urgencia de renovar su permiso de residencia en España. Güell lo contrató para jugar al escondite en el espacio de exposiciones. Al mismo tiempo, dicho contrato permitió regularizar su situación en el país. Ayuda Humanitaria, es un proyecto más largo y complejo. Realizado en Cuba, parte de una convocatoria en la que la artista se ofrece como esposa a cualquier cubano interesado en emigrar a España. El objeto de la convocatoria especificaba que los solicitantes debían “escribir la carta de amor más bonita del mundo”. El ganador fue seleccionado por un jurado compuesto por tres jineteras, a continuación se llevó a cabo la boda y, tras un tiempo prudencial y una vez obtenida la nacionalidad, se tramitará el divorcio. En su presentación en ADN el proyecto consta de un vídeo que recoge todo el proceso y que combina sabiamente los aspectos más documentales con ciertos toques kitsch (destacan las escenas de la deliberación del jurado así como las imágenes que dan veracidad al romance para poder ser presentado como prueba ante las autoridades españolas), así como las cartas de los diferentes candidatos o el contrato firmado entre el ganador y la artista, entre otros documentos.
Tangencialmente relacionado con el tema, aunque más centrado en el abuso de poder por parte de la autoridad es Aportación de los agentes del orden (2009), que bajo la forma de un tablón de investigación policial, recoge la documentación -fotografías y notas- de una serie de citas concertadas con diferentes policías de La Habana (que tienen prohibido mantener relaciones sexuales o íntimas con extranjeros) a los que convocó, como si de una cita se tratara al propio espacio expositivo.
En Aplicación legal desplazada, #1 Reserva Fraccionaria y #3 FIES, Güell cuestiona el sistema bancario y ciertas políticas carcelarias, respectivamente. En la primera, organiza una serie de conferencias bajo el título “¿Es posible expropiar a las entidades bancarias?” para la cual contó con la colaboración de tres expropiadores: Lucio Urtubia, Enric Duran y el economista Qmunty, que se concretó en una publicación que detalla las estrategias para crear dinero de la nada, siguiendo las mismas maniobras que la banca.
Empezábamos hablando de desobediencia civil y terminamos con tácticas que podrían hacerla posible. Con sus propuestas, Güell busca una incidencia real en los aspectos que cuestiona, a veces de una manera más documental o combativa y, en otras, subrayando los aspectos más personales y humanos. Esto nos trae a la memoria una entrevista reciente a Federico Mayor Zaragoza en la que hablaba de la necesidad de pasar a la acción ciudadana y, no por casualidad, recordaba a Rosa Parks.
(ENG)
In 1970, Hannah Arendt gave a lecture titled “Civil disobedience”, that she defined as “what arises when a significant group of citizens becomes convinced that the normal channels for change no longer function, or that the Government persists in modes of action, that the legality or constitutionality of which are open to grave doubts”. She specified that, “civil disobedience can’t be compared with the criminal, because there is a big difference between the crime that is hidden and the disobedience that defies the law in the full light of day. What is more, civil disobedience is incompatible with violence, as, unlike the revolutionary, civil disobedience accepts the existing authorities and general legal framework”.
Arendt, who gave this conference, right in the middle of the Vietnam War, observed that, “modern societies are subject to an accelerated process of change, that is legalised by law once it has occurred, but that usually is the result of extrajudicial actions. In the face of this change, the channels for citizens to participate in politics are frequently insufficient. In fact, the system of representation is in crisis, largely because the parties have become bureaucratised. Hence there is a corresponding growing relevance for civil disobedience in modern democracies: it constitutes an extreme manifestation of the right of the public to join together to make demands on the government or to protest about its decisions”.
History is full of cases of civil disobedience that have served to conquer social rights, like the suffragette movement or the public transgression of racial laws, to mention only two highly significant ones. But it is not necessary to go so far back in time. “There is the justification for a movement of civil disobedience in Spain” was the outstanding headline of Alberto Fraile’s interview with Ignacio Ramonet, director of Le Monde Diplomatique, published last summer in El País.
The exhibition that Núria Güell is currently presenting at the ADN Galería doesn´t deal specifically with civil disobedience, but it does present facts and situations that could become triggers for such actions. Alegaciones desplazadas (Displaced allegations) is the title of the artist’s first impeccable solo exhibition in this gallery, for which she has brought together a selection of works that constitute a good sample of her career up until now.
In her projects, Núria Güell analyses the institutions that govern us and evidences the abuses of power that are permitted within the margins of legality of these very institutions. Her working process includes an analysis, based on data and situations (like Hans Haacke), a questioning, followed by a laying out of the evidence (in the manner of the filmmaker Michael Moore or, more close to home, the journalist, Jordi Évole in his programme Salvados), finally carrying out an action with real impact, often employing the same strategies at the interstices of legality, that could function as a sort of example and prior step, as we said at the beginning, for this civil disobedience that at the moment seems so justified and necessary.
Alegaciones desplazadas is a journey through eight works by the artist that forms an itinerary of different problems that evidences the abuse of power of institutions, such as the banks, legislative powers or immigration policies. The oldest piece Offisde (2009) like the more recent Humanitarian Aid (2008-2013), refers to this latter sphere. In the first, she counted with the participation of an unemployed African immigrant, with an urgent need to renew his residency permit in Spain. Güell contracted him to play hide and seek in the exhibition space. At the same time, this very contract enabled him to regularize his situation in the country. Humanitarian Aid, is a longer and more complex project. Realised in Cuba, it stems from an open call in which the artist offered herself as a wife to any Cuban interested in emigrating to Spain. The outline of the open call specified that the applicants must “write the prettiest love letter in the world”. The winner was selected by a jury, made up of three “jineteras” (prostitutes for foreigners), after which the wedding took place and after a prudent period of time, nationality having been obtained, a divorce was set in motion. In her presentation in ADN the project is made up of a video that incorporates the whole process and which sagely combines the most documentary aspects with kitsch touches (what stand out are the scenes of the jury deliberating as well as the images showing the veracity of the romantic relationship to be shown as proof to the Spanish authorities), along with the letters from different candidates and the contract signed between the winner and the artist, amongst other documents.
Tangentially related to the subject, although more centred on the abuse of power on the part of the authorities is Police Offers Contribution (2009), that under the form of a police inquiry board, gathers all the documentation –photographs and notes- of a series of appointments set up with different policemen in La Habana (who are prohibited from having sexual or intimate relations with foreigners) who she invited, as if to a date, to the exhibition space.
In Displaced Legal Application #1: Fractional Reserve and #3 FIES, Güell questions respectively the banking system and certain prison policies. In the first, she organised a series of lectures under the title “How to expropriate money from the banks?” for which she counted on the collaboration of three expropriators: Lucio Urtubia, Enric Duran and the economist Qmunty, that took the form of a publication that outlines ways for creating money out of nothing, following the same manoeuvres employed by banks.
We began talking about civil disobedience and have ended up with tactics that could make it possible. With her proposals, Güell seeks to have a real impact on the aspects that she questions, sometimes in a more documentary or combative manner and in others, underlining the more personal and human aspects. This brings to mind a recent interview with Federico Mayor Zaragoza in which he talked about the need for citizens to move into action, and remembered, not by chance, Rosa Parks.
(CAT)
L’any 1970, Hannah Arendt va pronunciar una conferència titulada «Sobre la desobediència civil», que definia com «aquella que sorgeix quan un grup significatiu de ciutadans es convenç que els canals per aconseguir canvis estan obturats, o que el govern persisteix en una línia la legalitat o constitucionalitat de la qual desperta greus dubtes». Precisava que «no pot equiparar-se la desobediència civil amb la criminal, perquè hi ha una gran diferència entre el criminal que s’oculta i el desobedient que desafia la llei a la llum del dia. A més, la desobediència civil és incompatible amb la violència, doncs, a diferència del revolucionari, el desobedient civil accepta l’autoritat existent i la legalitat general».
Arendt, que pronunciava aquesta conferència en plena guerra del Vietnam, observava que «les societats modernes estan subjectes a un accelerat procés de canvi, que el dret legalitza una vegada produït, però que sol ser resultat d’accions extra-jurídiques”. Davant d’aquest canvi, els canals de participació política dels ciutadans són moltes vegades insuficients. De fet, el sistema representatiu es troba en crisi, en bona part perquè els partits s’han burocratitzat. Per això, a la desobediència civil li correspon una rellevància creixent en les democràcies modernes: constitueix una manifestació extrema del dret del poble a associar-se per reclamar al Govern o per protestar per les seves decisions».
La història és plena de casos de desobediència civil que han servit per conquerir drets socials, com el moviment sufragista o la transgressió pública de les lleis racistes, per esmentar-ne dues de ben significatives. Però no cal remuntar-se tant enrere en el temps. «Hi ha justificació per a un moviment de desobediència civil a Espanya» era el titular destacat d’una entrevista d’Alberto Fraile a Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, publicada el passat estiu a El País.
L’exposició que Núria Güell presenta aquests dies a ADN Galeria no tracta exactament de desobediència civil, però sí que presenta fets i situacions que podrien convertir-se en el detonant d’aquesta acció. Alegaciones desplazadas és el títol d’aquesta primera i impecable exposició individual de l’artista en aquesta galeria, per la qual ha reunit una selecció de treballs que constitueixen una bona mostra de la seva trajectòria.
En els seus projectes, Núria Güell analitza les institucions que ens governen i evidencia els abusos de poder permesos dins dels marges de la legalitat per aquestes mateixes institucions. El seu procés de treball inclou l’anàlisi a partir de dades i situacions (com Hans Haacke), el qüestionament, seguit de la posada en evidència (a la manera del cineasta Michael Moore o, més proper, el periodista Jordi Évole en el seu programa Salvados), per finalment dur a terme una actuació d’incidència real, sovint utilitzant les mateixes estratègies en els intersticis de la legalitat i que podria funcionar a manera d’exemple i com a pas previ, com dèiem al principi, d’aquesta desobediència civil que sembla tan justificada i necessària avui en dia.
Alegaciones desplazadas és un recorregut per vuit treballs de l’artista, que esdevé un itinerari per diferents problemàtiques en les que s’evidencia l’abús de poder d’institucions com la banca, el poder legislatiu o les polítiques migratòries. A aquesta última esfera es refereixen tant el treball més antic Fuera de juego (2009) com el més recent, Ayuda Humanitaria (2008-2013). En el primer, va comptar amb la participació d’un immigrant africà sense treball i amb la urgència de renovar el seu permís de residència a Espanya. Güell el va contractar per jugar a fet-i-amagar a l’espai d’exposicions. Alhora, aquest contracte va permetre regularitzar la seva situació al país. Ayuda Humanitaria és un projecte més llarg i complex. Realitzat a Cuba, parteix d’una convocatòria en la qual l’artista s’ofereix com a esposa a qualsevol cubà interessat en emigrar a Espanya. L’objecte de la convocatòria especificava que els sol·licitants havien d’ «escriure la carta d’amor més bonica del món». El guanyador va ser seleccionat per un jurat format per tres «jineteras», a continuació es va dur a terme el casament i, després d’un temps prudencial i un cop obtinguda la nacionalitat, es tramitarà el divorci. Per la seva presentació a l’ADN, el projecte consta d’un vídeo que recull tot el procés i que combina sàviament els aspectes més documentals amb certs tocs kitsch (hi destaquen les escenes de la deliberació del jurat així com les imatges que donen veracitat a la relació romàntica per a poder ser presentades com a prova davant les autoritats espanyoles), així com les cartes dels diferents candidats o el contracte signat entre el guanyador i l’artista, entre d’altres documents.
Tangencialment relacionat amb el tema, encara que més centrat en l’abús de poder per part de l’autoritat és Aportación de los agentes del orden (2009), que sota la forma d’un tauler d’investigació policial, recull la documentació -fotografies i notes- d’una sèrie de cites concertades amb diferents policies de l’Havana (que tenen prohibit mantenir relacions sexuals o íntimes amb estrangers) als quals va convocar, com si d’una cita es tractés, al propi espai expositiu.
A Aplicación legal desplazada, #1 Reserva Fraccionaria i #3 FIES, Güell qüestiona el sistema bancari i certes polítiques carceràries, respectivament. A la primera, organitza una sèrie de conferències sota el títol «És possible expropiar les entitats bancàries?», per a la qual va comptar amb la col·laboració de tres expropiadors: Lucio Urtubia, Enric Duran i l’economista Qmunty, que es va concretar en una publicació on detalla les estratègies per crear diners del no-res, seguint les mateixes maniobres que la banca.
Començàvem parlant de desobediència civil i acabem amb tàctiques que podrien fer-la possible. Amb les seves propostes, Güell busca una incidència real en els aspectes que qüestiona, de vegades d’una manera més documental o combativa i, d’altres, subratllant els aspectes més personals i humans. Això ens porta a la memòria una entrevista recent a Federico Mayor Zaragoza, en la què parlava de la necessitat de passar a l’acció ciutadana i, no per casualitat, recordava Rosa Parks.