Hay movimientos en el panorama artístico español: nuevas direcciones en el CGAC, el MUSAC, la Virreina Centro de la Imagen y el Museo Picasso de Málaga, concurso a punto de resolverse en el Canódromo y en Hangar… pero además de estas variaciones de piezas institucionales se empiezan a detectar otras sinergias. Están empezando a surgir otro tipo de iniciativas, más flexibles y dinámicas. Hace unas semanas, un artículo de Bea Espejo en «El Cultural» de El Mundo hacía un inventario de una docena de iniciativas independientes en Madrid que definían su ámbito de actuación al margen de la institución.

ESPACIOS DE ENCUENTRO
A principios de noviembre ha tenido lugar en Barcelona la celebración de un evento puntual, que congrega en lugar de disgregar, que aporta energía al panorama y en el que se vislumbra algo más que las ganas de ocupar un espacio durante un fin de semana. Se trata de Entes, una exposición que se ha presentado en un piso del barrio de Gracia y que en poco más de 40 m2 ha reunido a una treintena de artistas. La fórmula no es nueva. Nos acordamos de Se alquila o de 22a, dos iniciativas que permitían un espacio de presentación de exposiciones, proyectos y encuentro. No es nuevo, decíamos, pero aporta algo muy necesario en estos momentos de institucionalización, de crisis y de descontento: discusión, debate, intercambio de ideas, colaboración y energía positiva. Es la antítesis de la cultura de la queja. Funciona casi como el «Do it» de Nike: – ¿No te gusta el panorama? – Pues muévete, haz algo.

La idea de Entes surgió a partir de unas conversaciones casuales entre un grupo de artistas y amigos y se concretó unos meses más tarde engordándose con nuevos nombres de artistas que quisieron sumarse. Efrén Álvarez, Usue Arrieta, David Bestué, Luz Broto, Fito Conesa, Julieta Dentone, Pol Esteve, Laia Estruch, Jaume Ferrete, Ana García-Pineda, Rubén Grilo, Daniel Jacoby, Tamara Kuselman, Marc Larré, Fran Meana, Irene Minovas, Momu & No Es, Mariona Moncunill, Marc Navarro, Daniela Ortiz, ferranElOtro, Diego Paonessa, Gabriel Pericàs, Maria Ramió, Alex Reynolds, Joan Saló, Daniel Steegmann, Ricardo Trigo, Vicente Vázquez, Martín Vitaliti y Marc Vives son los treinta y un artistas que han expuesto su trabajo. Son proyectos más o menos complejos que se han sintetizado al máximo a la hora de formalizarse. Mencionaré sólo tres a modo de ejemplo: el dibujo del interior de la Capella de Sant Corneli de Cardedeu, como referencia al punto final de un proyecto de Luz Broto en ese mismo lugar y cuya propuesta, la extracción de una piedra del muro de la Capella generó una reacción y una controversia tan desproporcionada como significativa; la pequeña fotografía acompañada de un pie de foto en la que Daniela Ortiz concentra una acción tan secreta como subversiva que vincula cotidianeidad y conmemoración histórica y las dos fotografías/posters plastificados de Daniel Jacoby en los que ejemplifica y cuantifica las nociones de pequeño y grande, a partir de los resultados de un cuestionario lanzado desde su página Web.

Pero lo más destacado, al margen de la irregularidad de los trabajos, es el espíritu de colaboración, de iniciativa, de intercambio, de crear contexto, de situarnos en el «aquí y ahora» como única vía para poder ubicarnos en un mapa más abierto, más grande y más internacional.