http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1823
http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1825
http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1832
¿Qué funciones debe cumplir una feria de arte en el siglo XXI? ¿Se están resituando las galerías a la misma velocidad que el resto de agentes del arte? ¿Y las instituciones? ¿Se están convirtiendo ferias y galerías en una de las pocas plataformas de trabajo que van quedando para los comisarios independientes/multidependientes?
Este es un momento de redefinición del arte, de la cultura, del sistema económico que conocemos y del mundo. A todos y cada uno de nosotros nos toca repensarnos. Hace unos días leía en el libro Funky Business unos datos muy gráficos: “Inevitablemente, los nuevos roles demandan nuevas habilidades. Hace treinta años, teníamos que aprender una nueva habilidad por año. Ahora, es una por día. Mañana será una nueva por hora. Habilidades como el networking -en el año 1960 un gerente medio debía aprender 25 nombres a lo largo de toda su carrera-; hoy debemos aprender 25 nombres nuevos cada mes. Mañana, puede que sean 25 nombres nuevos por semana (y la mitad de ellos probablemente serán nombres en otros idiomas)”.
Este es nuestro presente. Y este es el presente de ARCO. ARCO nació en el año 1982. Era el principio de los 80 y el inicio de la apertura mental y cultural de España. Varias generaciones de artistas, críticos, comisarios, galeristas y coleccionistas hemos crecido con ARCO. No siempre ha existido Internet (aunque a los más jóvenes les cueste imaginárselo), y no siempre hemos tenido acceso a lo que ocurría en el otro extremo del mundo. Fue en ARCO donde por primera vez vimos una impresionante instalación de Thomas Hirschhorn (en el stand de Chantal Croussel) y fue en ARCO donde pudimos escuchar a Harald Szeemann participando en una mesa redonda. En todos estos años, ARCO ha cumplido una importante función social y educativa.
Pero también es cierto que le ha costado re-situarse en medio de la proliferación de otras ferias de todo tipo (más exóticas, más emergentes, más potentes, más sexys) en todo el mundo. Mientras tanto, los límites entre ferias y bienales son cada vez más difusos (en una ocasión hablábamos de ferienales).
No sabemos si el equipo directivo de ARCO 2013 se ha hecho todas estas preguntas. Probablemente sí, pero también sabemos lo difícil que debe ser intentar adaptarse a las nuevas necesidades dependiendo de estructuras poco o nada flexibles. Debe ser algo parecido a lo que ocurre con la industria del automóvil. Está claro que el futuro pasará por los coches eléctricos, pero mientras tanto, ¿quién se atreve a desmantelar la industria del automóvil tal y como hoy la conocemos?
Pero ¿qué hay que destacar de ARCO 2013? La sensación es que se ha vendido y comprado. A pesar del 21 % del IVA. Y, no lo olvidemos, vender es uno de los objetivos principales de una feria. ARCO sigue siendo un lugar de encuentro y una buena razón para viajar hasta Madrid. Como cada año, ARCO es el momento mediático por excelencia para el arte contemporáneo. Para bien y para mal. Se aparece en los medios, pero de una manera bastante banal. Ningún problema con la banalidad, siempre que pueda convivir con un abanico más amplio de aproximaciones.
Temas anunciados a bombo y platillo como los códigos BIDI para obtener más información sobre los artistas o las ventas online no dejan de ser detalles no demasiado relevantes. Que el catálogo tenga una versión online ampliamente difundida sí es significativo.
No ha habido stands memorables, pero sí un nivel de calidad muy equilibrado y un trabajo riguroso que vale la pena destacar, en ProjecteSD, Ellen de Bruijne, ADN, Àngels Barcelona, Nogueras Blanchard, Maisterravalbuena, Chantal Croussel o Esther Schipper, por mencionar sólo algunos.
Un aspecto que distingue a ARCO de otras ferias es el énfasis en las propuestas curatoriales. Y ahí merece destacarse especialmente la sección Opening, comisariada por Manuel Segade y Veronica Roberts, que funciona en una doble dirección: permite a galerías jóvenes entrar en la feria, al tiempo que ésta recibe nuevos aires y nuevas maneras de ver y hacer.
Para muestra un botón: el trabajo de Sander Breure y Witte van Hulzen presentado por la galería holandesa tegenboschvanvreden. Tres actores representan el papel de galeristas de una galería ficticia llamada Ansgar Lund. Todas las dinámicas internas y tics de una feria de arte, así como algunas distorsiones, aparecen reflejadas. Y un detalle que no deja de ser importante, la performance no se acaba los días de visitas para profesionales, sino que dura hasta el final de la feria.
(ENG)
What functions ought an art fair to fulfil in the 21st century? Are the galleries redefining themselves at the same speed as other art agents? And the institutions? Are art fairs and galleries becoming one of the few remaining platforms where independent/multidependent curators can work?
This is a time when art, culture and the economic system that we know, of the world, are being redefined. Each and every one of us has to reconsider who we are. A few days ago I read the book Funky Business that had some very graphic details: “Inevitably, new roles demand new skills. Thirty years ago, we had to learn one new skill per year. Now, it is one new skill per day. Tomorrow, it may be one new skill per hour. Skills like networking – in 1960 an average manager had to learn 25 names throughout his or her entire career; today we must learn 25 new names every single month. Tomorrow, it may be 25 new names per week (and half of those are likely to be names from different languages)”.
This is our present. And it is the present of ARCO. ARCO was born in 1982. It was the start of the eighties and the beginning of the mental and cultural opening of Spain. Several generations of artists, critics, curators, gallerists and collectors have grown up with ARCO. Internet has not always existed (though it’s hard for the very young to imagine it) and we’ve not always had access to what happened on the other side of the world. It was at ARCO where I saw, for the first time, an amazing installation by Thomas Hirschhorn (at Chantal Croussel’s stand) and it was at ARCO where one could listen to Harald Szeemann participating in a round table discussion. Over these years, ARCO has fulfilled an important social and educational role.
But it’s also true that it has had difficulty re-defining itself amidst the proliferation of all the other types of fairs (that are more exotic, more emergent, more powerful and more sexy) all across the world. In the meantime, the frontiers between fairs and biennials are increasingly blurred (on one occasion we even talked about ferienales).
We don’t know if the team directing ARCO 2013 has asked itself these questions. Quite probably, but we also know how hard it must be to try to adapt to new requirements when dependent on limited or fairly inflexible structures. It must be something like what happened in the car industry. It’s clear that the future lies in electric cars, but meanwhile, who dares to dismantle the car industry, as we know it today?
So what stands out about ARCO 2013? There is the sensation that there have been sales and purchases. Despite the 21 % VAT. And, lets not forget, selling is one of the main objectives of a fair. ARCO is still a meeting place and a good reason to travel to Madrid. As happens every year ARCO is the media moment par excellence for contemporary art. For better or for worse. It appears in the media, but in a fairly banal way. No problem with banality, as long as it can coexist with a broader range of approaches.
Subjects announced with much fanfare such as the QR codes with which to obtain more information about the artists or online sales end up being barely relevant. That the catalogue has a widely distributed online version is however significant.
There haven’t been any memorable stands, but there is a very balanced level of quality and rigour that is worth highlighting in those of ProjecteSD, Ellen de Bruijne, ADN, Àngels Barcelona, Nogueras Blanchard, Maisterravalbuena, Chantal Croussel and Esther Schipper, to mention just a few.
One aspect that distinguishes ARCO from other fairs is the emphasis on curatorial proposals. Here it’s particularly worth highlighting the section Opening, curated by Manuel Segade and Veronica Roberts, that works in two directions: making it possible for young galleries to enter the fair, while bringing a breath of fresh air to the fair, new ways of seeing and doing. As an example: the work of Sander Breure and Witte van Hulzen presented by the Dutch gallery tegenboschvanvreden. Three actors play the role of gallerists, in a fictitious gallery called Ansgar Lund. All the internal dynamics and tics of an art fair, as well as a few distortions, are reflected. And one detail that is important, the performance doesn’t end with the professional visiting days, it lasts until the end of the fair.
(CAT)
Quines funcions ha de complir una fira d’art al segle XXI? ¿S’estan ressituant les galeries a la mateixa velocitat que la resta d’agents de l’art? I les institucions? ¿S’estan convertint les fires i les galeries en una de les poques plataformes de treball que van quedant per als comissaris independents/multi-dependents?
Aquest és un moment de redefinició de l’art, de la cultura, del sistema econòmic que coneixem i del món. A tots i cada un de nosaltres ens toca repensar. Fa uns dies llegia en el llibre Funky Business unes dades molt gràfiques: «Inevitablement, els nous rols demanen noves habilitats. Fa trenta anys, havíem d’aprendre una nova habilitat per any. Ara, és una per dia. Demà serà una nova per hora. Habilitats com el networking-l’any 1960 un gerent mitjà havia d’aprendre 25 noms al llarg de tota la seva carrera-; avui hem d’aprendre 25 noms nous cada mes. Demà, potser siguin 25 noms nous per setmana (i la meitat d’ells probablement seran noms en altres idiomes)».
Aquest és el nostre present. I aquest és el present d’ARCO. ARCO va néixer l’any 1982. Era el principi dels 80 i l’inici de l’obertura mental i cultural d’Espanya. Diverses generacions d’artistes, crítics, comissaris, galeristes i col·leccionistes hem crescut amb ARCO. No sempre ha existit Internet (encara que als més joves els hi costi d’imaginar), i no sempre hem tingut accés a tot allò que passava a l’altre extrem del món. Va ser a ARCO on per primera vegada vam veure una impressionant instal·lació de Thomas Hirschhorn (a l’estand de Chantal Croussel) i va ser a ARCO on vam poder escoltar a Harald Szeemann participant en una taula rodona. En tots aquests anys, ARCO ha complert una important funció social i educativa.
Però també és cert que li ha costat ressituar-se enmig de la proliferació d’altres fires de tot tipus (més exòtiques, més emergents, més potents, més sexys) d’arreu del món. Mentrestant, els límits entre fires i biennals són cada vegada més difusos (en una ocasió parlàvem de firannals).
No sabem si l’equip directiu d’ARCO 2013 s’ha fet totes aquestes preguntes. Probablement sí, però també sabem com en deu ser de difícil l’intentar adaptar-se a les noves necessitats depenent d’estructures poc o gens flexibles. Ha de ser una cosa semblant al que passa amb la indústria de l’automòbil. Està clar que el futur passarà pels cotxes elèctrics, però mentre tant, ¿qui és el valent que s’atreveix a desmantellar la indústria de l’automòbil tal i com avui la coneixem?
Però què cal destacar d’ARCO 2013? La sensació és que s’ha venut i comprat. Malgrat del 21% de l’IVA. I, no ho oblidem, vendre és un dels objectius principals d’una fira. ARCO segueix sent un lloc de trobada i una bona raó per viatjar fins a Madrid. Com cada any, ARCO és el moment mediàtic per excel·lència per a l’art contemporani. Per bé i per mal. S’apareix als mitjans, però d’una manera bastant banal. Cap problema amb la banalitat, sempre i quan pugui conviure amb un ventall més ampli d’aproximacions.
Temes anunciats ostensiblement, com els codis BIDI per obtenir més informació sobre els artistes o les vendes en línia no deixen de ser detalls no massa rellevants. Que el catàleg tingui una versió en línia àmpliament difosa si que resulta significatiu.
No hi ha hagut estands memorables, però sí un nivell de qualitat molt equilibrat i un treball rigorós que cal destacar, a ProjecteSD, Ellen de Bruijne, ADN, Àngels Barcelona, Nogueras Blanchard, Maisterravalbuena, Chantal Croussel o Esther Schipper, per mencionar-ne només alguns.
Un aspecte que distingeix ARCO d’altres fires és l’èmfasi en les propostes comissarials. I aquí mereix ser destacada la secció Opening, comissariada per Manuel Segade i Veronica Roberts, que funciona en una doble direcció: permet a galeries joves entrar a la fira, alhora que aquesta rep nous aires i noves maneres de veure i fer.
I a tall d’exemple: el treball de Sander Breure i Witte van Hulzen presentat per la galeria holandesa tegenboschvanvreden. Tres actors representen el paper de galeristes d’una galeria fictícia anomenada Ansgar Lund. Totes les dinàmiques internes i tics d’una fira d’art, així com algunes distorsions, hi apareixen reflectides. I un detall que no deixa de ser important: la performance no s’acaba els dies de visites per professionals, sinó que dura fins al final de la fira.