Canales de comunicación y detonantes de dudas

¿Cómo puede el arte tener una proyección real en la sociedad? ¿Puede el arte ser un instrumento de transformación social? ¿Puede un artista dirigir su trabajo hacia colectivos o comunidades concretas y analizar sus conflictos sin que su trabajo sea considerado como de etnógrafo, sociólogo o antropólogo amateur? ¿En qué se diferencia un proyecto artístico que trabaja con una comunidad concreta de una campaña publicitaria 100 % políticamente correcta de, pongamos por caso, la obra social de una entidad bancaria? Estas son algunas de las problemáticas que suscita toda una línea de trabajos de arte contemporáneo que, desde hace bastante tiempo, se sumergen en el ámbito de lo social. Hace unos años, el teórico norteamericano Craig Owens advertía del riesgo de la “indignidad de hablar por otros” (en su texto “The Indignity of Speaking for Others: An Imaginary Interview”, publicado en Beyond Recognition. Representation, Power and Culture. Berkeley: University of California Press, 1992), en relación a proyectos artísticos que se erigen en portavoces de grupos sociales discriminados o reprimidos, no tanto para solucionar sus problemas, como para estetizarlos y convertirlos en material tranquilizador de conciencias.

Todas estas reflexiones vienen al caso a propósito del proyecto Canal*ACCESIBLE, iniciado por el artista Antoni Abad, que se presenta estos días en el Centro de Arte Santa Mónica. No se trata tanto de que Canal* ACCESIBLE ejemplifique estos problemas que acabamos de mencionar, sino que debido a su voluntad y formalización roza peligrosamente alguno de estos aspectos, al tiempo que se aleja claramente de otros. En cualquier caso, sólo el hecho de que un proyecto artístico sea capaz de problematizar ciertos aspectos no sólo en relación a los límites del arte, sino también de ciertas dinámicas sociales y pueda convertirse en objeto de debate y en detonante de la duda es, en sí mismo, un valor a destacar en un momento en que a menudo los proyectos artísticos, incapaces de competir con la potente avalancha visual que nos rodea, quedan relegados a una invisibilidad absoluta.

Pero vayamos por partes. En primer lugar, Canal*ACCESIBLE no es un trabajo aislado en la trayectoria de Antoni Abad, sino que forma parte de un proyecto más amplio que se encuentra en Zexe.net y que consiste en “ofrecer herramientas tecnológicas a colectivos que habitualmente no tienen visibilidad en los medios de comunicación dominantes”. Así, el proyecto se inició con sitio*TAXI, en México DF, en el que un grupo de diecisiete taxistas (un colectivo con una imagen pública ciertamente negativa, puesto que en sus filas se infiltran delincuentes que asaltan a los clientes), provisto de teléfonos móviles con cámara integrada, retransmitían en tiempo real sus experiencias cotidianas y las de sus pasajeros. El conjunto de esta visión que los taxistas ofrecían de ellos mismos y de su ciudad, podía visitarse en la página Web. En el transcurso del año 2005, Antoni Abad ha creado cuatro canales más para colectivos y contextos específicos, Canal*GITANO, en Lleida (ciudad natal del artista y, por tanto, de la que conoce muy bien la problemática de la comunidad gitana), Canal*GITANO en León, Canal*INVISIBLE en Madrid, en el que trabajó con un grupo de prostitutas del centro de la capital y Canal*ACCESIBLE, en Barcelona, en el que “un grupo de personas discapacitadas fotografían con teléfonos móviles cada obstáculo que encuentran en las calles. Por medio de mensajes multimedia dibujan en Internet la cartografía de la Barcelona inaccesible”, según reza el enunciado del proyecto.

¿Puede un artista dirigir su trabajo hacia colectivos o comunidades concretas y analizar sus conflictos sin que su trabajo sea considerado como de etnógrafo, sociólogo o antropólogo amateur?

Llegados a este punto, no podemos dejar de pasar por alto un aspecto inquietante y un tanto ambivalente: ¿Corre Zexe.net el riesgo de convertirse en una fórmula o inventario infinito de grupos sociales que sufren algún tipo de discriminación o marginación? Por otra parte, no cabe la menor duda acerca de la implicación y el compromiso del artista en su relación con todos estos colectivos. La llamada de atención de Owens no es aplicable a estos trabajos. Antoni Abad no pretende erigirse en portavoz de nadie, sino que ofrece los medios necesarios para que otras personas puedan expresarse de manera libre y autónoma y, al mismo tiempo puedan pensar en alternativas. En todos estos proyectos se observa además una diferencia clara entre su desarrollo y su presentación formal en los espacios de exposiciones. Es decir, si bien todos estos canales se inician con motivo de una exposición del artista en un centro de arte (el Centro Multimedia del Centro Nacional de las Artes en Ciudad de México, la Panera en Lleida, el MUSAC en León, la Casa Encendida en Madrid o el Centro de Arte Santa Mónica en Barcelona), hay una distinción clara entre la instalación en los espacios de exposición y el trabajo desarrollado por los diferentes colectivos. Así, los espacios de exposición se transforman en lugares de reunión para los agentes emisores y en ellos se incluye el equipo tecnológico necesario para acceder a todos estos canales, así como fotografías de sus protagonistas. Nos encontramos, por tanto, ante una instalación de fuerte presencia visual, definida totalmente por el artista y en las antípodas de las áridas presentaciones que tan a menudo se asocian a proyectos de contenido documental y social. Por otra parte, el trabajo de los colectivos emisores se centra en la dotación de contenidos a estos canales de comunicación propia, que funcionan de una manera totalmente autónoma y acorde a sus directrices y necesidades. Y probablemente de la voluntad de los colectivos emisores depende su continuidad más allá del tiempo de duración de la exposición del artista que esperemos se prolongue en el caso de Canal*ACCESIBLE.

No me gustaría concluir estas reflexiones sin mencionar un aspecto esencial en Canal*ACCESIBLE que lo diferencia del resto de canales anteriores y es su contribución a mostrar una Barcelona mucho menos fotogénica que la campaña publicitaria iniciada hace más de quince años por el Ayuntamiento. La Barcelona de Canal*ACCESIBLE evidencia numerosas fisuras, seguramente irrelevantes para el turismo de élite que parece ser el público potencial de este parque temático en el que se quiere convertir la ciudad, pero extremadamente importantes para todo el conjunto de la ciudadanía. Y ese es otro gran colectivo que no siempre tiene a su alcance los canales adecuados para poder expresarse y ser escuchado.