Comisariado y mediación

Desde hace unos meses se presenta en Caixaforum Barcelona Qué pensar | qué desear | qué hacer, una exposición expandida en el tiempo y presentada en tres partes. Qué pensar, Qué desear y Qué hacer son los títulos de las tres muestras consecutivas que exploran la función que el arte puede tener en un presente marcado por la redefinición a todos los niveles. Rosa Martínez es la comisaria de este proyecto, para el que ha trabajado con obras de la colección de “la Caixa” al tiempo que ha incorporado otras que funcionan como sugerencias de compra. Una estrategia muy parecida a la que Kaspar König realizó en su primera exposición como director del Ludwig Museum en Colonia, titulada Museum unserer Wünschen (El museo de nuestros deseos, 2001) y en la que expuso todas aquellas obras que a su juicio deberían formar parte de la colección del museo. ¿Qué mejores argumentos para convencer a un comité de adquisiciones que ver las obras in situ perfectamente instaladas?

Como es habitual en su trabajo, Rosa Martínez no realiza sesudas exposiciones de tesis, ni es muy dada a presentar archivos de documentos, sino que entiende su trabajo como el de la mediadora que crea el contexto para que las propuestas artísticas se presenten de la mejor manera posible. Martínez valora todo aquello que de presencial y experiencial puede aportar el arte, como algo vivo que nos permite reflexionar sobre nuestro presente.

La trayectoria de Rosa Martínez es larga y sólida. Fue comisaria estrella y habitual en bienales internacionales, empezando por la primera edición de Manifesta (1996) en Rotterdam, Estambul (1997) o Moscú (2005 y 2007), entre otras. También fue comisaria del Pabellón Español en la Bienal de Venecia, en el año 2003, con Santiago Sierra, cuyo proyecto dejó el pabellón en escombros, al tiempo que impedía la entrada a todo aquel no poseedor de un carnet de identidad español, de manera que un amplio porcentaje de visitantes en este evento basado en pabellones nacionales, quedaba excluído. De nuevo, la comisaria contribuía a crear la mejor situación posible para que el proyecto artístico pudiera llevarse a cabo.

Y otro dato que vale la pena recordar aquí, Martínez fue la directora de la Bienal del Mediterráneo entre los años 1988 y 1992. Fue ésta una bienal impulsada desde Barcelona y centrada en el arte emergente, que trabajó aspectos como la multidisciplinariedad y los intercambios entre diferentes ciudades de una zona geográfica concreta. Con bastante poca visión de futuro, fue cancelada para dar paso a los grandes planes de la Barcelona’92. Pero esa es otra historia que ya no depende del comisariado, aunque le afecte.