La necesidad de contar historias no es ajena a los artistas contemporáneos, ya sea para investigar las relaciones entre real y fictício, entre público y privado, para poner en escena sentimientos muy personales o para evidenciar arquetipos sociales. Las influencias del cine y la literatura, o las referencias explícitas a ellos, aparecen bien presentes en estos trabajos. A continuación, proponemos un recorrido por siete ejemplos puntuales y paradigmáticos de artistas contemporáneos que asumen el papel de narradores.

Joseph Beuys
Cuenta la leyenda que un joven Beuys, voluntario de las fuerzas armadas alemanas fue destinado a Crimea y participó en diferentes unidades de bombardeo. En 1944, su avión se estrelló y más tarde fue llevado a un hospital militar donde fue atendido. Pero Beuys siempre puso énfasis en el momento del rescate, cuando fue encontrado por una tribu de tártaros que cubrieron su cuerpo con grasa animal y fieltro hasta que se recuperó. Este y otros hechos documentan su voluntad de ficcionalizar su propia vida. Las historias, las ceremonias, los rituales desempeñan un importante papel en la biografía artística de Joseph Beuys. En su primera exposición individual en una galería, en el año 1965, Beuys realizó una performance mítica, Cómo explicar cuadros a una liebre muerta, en la que los distintos materiales y acciones tenían un valor simbólico. El artista era visto a través del cristal de la galería. Su rostro aparecía cubierto con miel y hola de oro. Una pieza de hierro se acopló a su bota. Beuys sostenía en su regazo una liebre muerta, en cuyo oído murmuraba diversos sonidos así como explicaciones a los dibujos que colgaban de las paredes.
Vito Acconci
Vito Acconci empezó siendo poeta, pero en 1969 abandonó, literalmente, la página por la calle. En Following Piece, una vez al día, fuera cual fuera el lugar en el que se hallaba, Acconci escogía al azar a una persona de la calle y la seguía hasta que desaparecía en algún lugar privado, como podía ser un despacho, una casa, etc. La duración de estas salidas podía ser de unos minutos o de varias horas, en función de las ocupaciones de las personas seguidas (una comida en un restaurante, una sesión de cine, etc.). El seguimiento era cuidadosamente registrado por Acconci con detalladas anotaciones del tipo: „ a las 7:28 entra en Italian Kitchen, 124E. 14th Street“ o „a las 8:10 entra en la Academy of Music Movie Theatre, 126E. 14th Street“. Acconci empezó a enviar por correo las anotaciones mecanografiadas de sus seguimientos a diferentes personas del mundo del arte. Acconci invadía, así, el espacio „público“ de los individuos con el mismo efecto que si hubiera invadido su espacio privado. De esta manera, el artista penetraba el espacio privado aunque se estuviera moviendo en las esfera pública. Asimismo, en algunas de sus performances, registradas en vídeo, Acconci utiliza el primer plano para establecer una relación con el espectador, al que habla directamente. En Theme Song, por ejemplo, Acconci rememora canciones de los Doors, Bob Dylan o Van Morrison que introduce con envolventes monólogos.

Sophie Calle
Sophie Calle fotografía y escribe a pesar de que no es fotógrafa ni escritora. Crea dispositivos ficcionales como en El detective (1981), para el que pidió a su madre que fuera a una agencia de detectives, y contratara a uno para que la siguieran e informara puntualmente de sus actividades. Era una forma de aportar un testimonio fotográfico de su existencia y a la vez evidenciaba dos registros distintos de una misma actividad (la de la artista y la del detective). En otros trabajos, Calle provoca situaciones arbitrarias que adoptan la forma de un ritual. Es el caso de Los Durmientes (1979), en el que pide a varias personas que le concedan horas de sueño, que vayan a dormir a su cama y que se dejen fotografiar. Los documentos fotográficos, las entrevistas y los comentarios se convierten en las pruebas de este recorrido.

Pero sin duda la relación más directa de Sophie Calle con la literatura es la colaboración, o mejor, el intercambio realizado con el escritor Paul Auster. Para su novela Leviathan, Auster se inspiró en Calle, en su vida, manías y rituales, para el personaje de Maria Turner, una fotógrafa que hacía fotos de personas a quienes seguía, se colaba de camarera en hoteles o bares o que una noche actuó en un “strip-tease” de Times Square y pidió a una amiga que le hiciese fotos mientras actuaba. Unos años más tarde, realiza la exposición Double Game, que divide en tres secciones: la vida de María y su influencia en la vida de Sophie, la vida de Sophie y su influencia en la vida de María y «una de las muchas maneras de mezclar ficción con realidad o cómo intentar convertirse en un personaje ficticio», para lo que propone a Auster que cree un nuevo personaje fictício que guie su vida durante un año, oferta que Auster rehúsa, aunque le ofrece una serie de instrucciones para mejorar la vida en la ciudad de Nueva York (entre otras, sonreir a los desconocidos).

Ignasi Aballí
El trabajo de Ignasi Aballí comparte muchas inquietudes con el universo del escritor Georges Perec. Al igual que Perec, Aballí analiza con precisión, ironía y de una manera exhaustiva todo lo que nos rodea, la vida cotidiana y sus aspectos más anodinos e imperceptibles, lo que podríamos definir como infra-ordinaire, y que a menudo nos pasa inadvertido. La referencia a Perec no es casual. El trabajo Desapariciones parte de los trabajos cinematográficos del escritor francés Georges Perec y consiste en veinticinco carteles relacionados con cada uno de los diferentes proyectos cinematográficos con los que Perec estuvo vinculado, tanto los que llegaron a realizarse como de los que no. Muchas de las imágenes que aparecen en los carteles están recuperadas de obras anteriores o en proceso de Ignasi Aballí. Por ello, suponen una mezcla de ficción y realidad a la vez, un territorio intermedio entre la obra literaria de Perec y la obra plástica de Aballí. El vídeo Desaparición fue realizado a partir de la interpretación de un guión escrito por Perec para una película titulada Signe Particulier: néant que no llegó a producir. Perec se autoimpuso como tema o condición previa que durante la película nunca se vería la cara de los actores. Para él era el equivalente de su novela La disparition escrita sin la letra e. En su versión actual aparece ante el espectador una larga sucesión de imágenes reales (fotografías) extraídas de diferentes medios de comunicación, revistas, etc, en las que, por diferentes motivos, no se ve la cara de los personajes que aparecen en ellas. Como si fueran subtítulos, se puede leer a lo largo de toda la proyección, el listado de las 68 situaciones en las que no se ve la cara de los personajes y que Perec proponía como base para su proyecto de película.

Emma Kay
Su proceso de trabajo se inicia con una selección de obras claves de la literatura o del conocimiento universal y en su reelaboración a través de la memoria personal. La artista reconstruye obras históricas, geográficas o ficciones épicas reescribiéndolas a partir de su memoria y siguiendo unas normas personales que le impiden consultar la fuente original. Es el caso, por ejemplo, de Shakespeare from memory. En otras ocasiones, la artista sí consulta la fuente original, para extraer una sistemática relación de objetos de obras como la Biblia (2717 objects in order of appearance, 2000), o Guerra y Paz (2117 objects in order of appearance, 1997), por poner dos ejemplos. Al igual que en sus ejercicios memorísticos anteriores, las normas que rigen la selección de los objetos son tan personales como arbitrarias.

Jill Magid
A Jill Magid le gusta contar historias y le fascinan las personas que cuentan historias. “Digamos que soy la protagonista de la novela de otra persona”. Jill Magid extrae citas de las novelas de Jerzy Kosinski, un escritor de origen polaco que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y cuya biografía parece sacada de una de sus novelas. Magid escribe novelas, como Lincoln Ocean Victor Eddy (L.O.V.E. según el alfabeto secreto de los policías). En ella, Jill Magid vuelve a su ciudad tras haber vivido cinco años en el extranjero. Como vive en Brooklyn coge el metro a menudo y no sale de su asombro cada vez que escucha por megafonía el anuncio de que “por razones de seguridad” cualquier pasajero puede ser objeto de un registro. Sin dudarlo, Jill se acerca a un oficial y le pide que la registre. La negativa del policía deriva en un acuerdo: la posibilidad que la artista lo acompañe durante sus rondas de vigilancia nocturna. Dos mundos opuestos (una joven artista independiente y emprendedora y un policía de Staten Island que sólo una vez en su vida salió de Nueva York y fue para visitar Disneylandia) que despiertan mutua fascinación.

Dora García
Dora García selecciona historias. Dora señala, actúa como una directora de cine que cuenta historias, desencadena una situación, nos sitúa en un escenario o nos hace partícipes de un juego cuyas reglas se parecen mucho a la realidad y por eso mismo nos permiten cuestionarla. En 1991, Dora García realiza Contes Choisis una instalación en la que el retrato de Guy de Maupassant se contrapone a dos enigmáticas esculturas que definen su interés por la narración y la ficción. En el año 2001, Dora García inició un trabajo, todavía en proceso, que se titula Todas las historias, cuya ambición es la de reunir “todas las historias del mundo. El lector que decida leerlas en voz alta se convierte en performer de Todas Las Historias y, cuando haya terminado, todos los hombres y mujeres, todo el tiempo y todos los lugares, habrán pasado por sus labios. La dificultad estriba en que casi cada día nuevas historias se añaden a esta lista”.

Recientemente, Dora realizó The Beggar’s Opera, un proyecto presentado en el Skulptur Projekte Münster’07 y que consistió en una serie de performance realizadas por un actor que interpreta a un mendigo, Filch, inspirado en el aprendiz de mendigo de la ópera de John Gay, que a su vez inspiró a Bertolt Brecht en La Ópera de Tres Peniques. Filch es un personaje que se mueve libremente por las calles de Münster. Sus aventuras, encuentros y observaciones eran anotados en el cuaderno de bitácora www.thebeggarsopera.org así como una serie de monólogos que fueron representados en el Metropolis Kino de Münster y que aparecen ahora recogidos en una publicación.