El arte y los grandes temas. A propósito de «Before the law» (Museo Ludwig, Colonia)

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Kaspar König se jubila y lo hace con una exposición colectiva en el Museo Ludwig de Colonia, la institución que ha dirigido durante doce años. Con “Before the Law”, König vuelve a hacer una declaración de principios: el arte debe hablar sobre los grandes temas, más allá de las circunstancias. Y el tema es, en este caso, la condición humana.

Skulptur Projekte en Münster, Portikus en Frankfurt y Städelschule en Frankfurt son sólo algunos de los poyectos/instituciones fundados o dirigidos por Kaspar König, una figura clave y determinante de los criterios y discursos que han regido la escena artística en los últimos años. Con “Before the Law” (Antes de la Ley) , König deja clara cuál es su manera de entender el arte y su relación con él, así como su visión curatorial. La exposición toma su título de un relato de Kafka en el que un campesino intenta acceder al lugar donde está la ley. El anhelado momento nunca llega, pues un portero pospone su entrada eternamente. La parábola de Kafka, en la que hay un dentro y fuera de la ley traducido en términos de espacio, conecta no sólo con la fragilidad del campesino, extensible a la condición humana, sino también con preguntas acerca de quién determina la ley, para quién, quién y cómo queda excluido.

Para hacer la reflexión más intemporal, o más actual, la exposición parte de un momento histórico muy concreto, los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, como paradigma de la aniquilación de los derechos y la dignidad humanos y lo enlaza directamente con el momento presente, en el que no ha habido una gran guerra, pero sí muchas, dispersas y continuadas e incluso algunas sumergidas y en el que el ser humano vuelve a ser extremadamente vulnerable. Parece que tenemos acceso a mucha información, que somos conscientes de nuestros derechos, pero al mismo tiempo hay signos contradictorios, ¿hemos perdido nuestra libertad? ¿o la hemos ganado? ¿cabe la posibilidad de que un día surja públicamente la pregunta de si todavía nos podemos permitir los derechos humanos?

“Before the Law” es una exposición clásica tanto por su aproximación como por su presentación formal. König habla del potencial humanístico del arte contemporáneo, de la necesidad de que el arte plantee preguntas existenciales. Las obras (esculturas figurativas e instalaciones, como se nos anuncia desde el subtítulo de la muestra) respiran espacio, no hay interferencias entre ellas, en todo caso, un hilo conector que va guiando al espectador por las salas. Se deja que las obras “hablen por sí mismas” (y parece que lo hacen). No hay una contextualización específica, ni documentos, ni publicaciones, ni vídeos documentales o películas. Y eso que el tema lo permitiría. Sí que se celebrarán diversas charlas en diferentes ciudades (Bruselas, Londres, Colonia, Munich y Berlín). Y sí que hay una confrontación, entre las esculturas figurativas de post-guerra, que transmiten toda la inseguridad y fragilidad que puede acompañar al ser humano y las instalaciones más contemporáneas, más resignadas e irónicas. Mientras en las esculturas de postguerra los seres que aparecen representados piden a gritos amparo y protección, las propuestas contemporáneas, que evocan la misma fragilidad que sus antecesoras, ya no pueden pedir ese refugio, puesto que saben que no existe. Y en esa contraposición se van trazando numerosos recorridos: el que se inicia en la escultura de la pierna aislada (1958) de Alberto Giacometti, sigue en el carrusel que gira con lenta agonía arrastrando los cadáveres de animales de Bruce Nauman (1988), salta a la moneda de la suerte (un diminuto centavo expuesto en una enorme vitrina) encontrada por Andreas Slominski (1996) y termina en el árbol fragmentado y recompuesto (1997/2011) de Zoe Leonard. Y, otro posible itinerario que va desde la “Sibylla (Justitia)” (1957) que Joseph Beuys hizo para los juzgados de Düsseldorf, continúa con los conflictos sudafricanos de “Felix in Exile” (1994) de William Kentridge, se recrea en la manera despectiva con que las autoridades norteamericanas (empezando por el propio Roosevelt) veían a los indios americanos en “Building a Nation” (2006) de Jimmie Durham, y concluye con el remake de los burgueses de Calais (defendiendo una ciudad asediada en el siglo XIV) convertidos en “Bródno People” (2010) de Pawel Althamer con la colaboración de ciudadanos de Bródno, o las “exclusiones” realizadas desde el poder (legislativo, ejecutivo y judicial) a través de abundante material recogido por Andreas Siekmann en “Dante and Virgil walk through the World” (2011). Parece que las cosas han cambiado mucho durante este último siglo, pero en algunos aspectos esenciales estamos más cerca de la posguerra de lo que nos imaginamos.

Al margen de su calidad, indiscutible, “Before the law” es una exposición hábil en muchos aspectos: funciona como “statement curatorial”, incorpora el diálogo intergeneracional al incluir a Thomas Trummer como co-comisario y la colaboración de Anna Brohm y Andreas Prinzing e incluye un número considerable de obras de la colección del propio museo.

(ENG)
Kaspar König is retiring and doing so with a group exhibition at the Ludwig Museum in Cologne, the institution that he has directed for twelve years. With “Before the Law”, König once again makes a declaration of principles: art should talk about the big issues, whatever the circumstances. And the subject, in this case, is the human condition.

Skulptur Projekte in Münster, Portikus in Frankfurt and Städelschule in Frankfurt are just a few of the projects/institutions that have been founded or directed by Kaspar König, a key figure in determining the criteria and discourse that have governed the art scene in the last few years. With “Before the Law”, König makes clear his way of understanding art and his relation with it, as well as his curatorial vision. The exhibition takes its title from a story by Kafka, in which a man from the country endeavours to gain access to where the law is. The desired moment never arrives, as a doorkeeper eternally postpones his entry. Kafka’s parable, in which there is a within and without of the law, translated into spatial terms, connects not just with the fragility of the man from the country, that extends to the human condition, but also with questions surrounding who determines the law, for whom, who is excluded and how.

To make the reflection more timeless, or more current, the exhibition takes a very specific historic moment as its starting point, the years following the Second World War, as the paradigm of the annihilation of human rights and dignity, and links it directly to the present, when there hasn’t been a great war, but yes many, dispersed, continuous and even some underground wars, in which the human being once again becomes extremely vulnerable. It seems as if we have access to a lot of information, that we are conscious of our rights, however, at the same time there are a lot of contradictory signs. Have we lost our liberty? Or have we gained it? Is it possible that one day the question will be raised publicly of whether we can still permit human rights?

“Before the Law” is a classical exhibition in its approach as much as in its formal presentation. König talks of the humanistic potential of contemporary art, of the need for art to propose existential questions. The works (figurative sculptures and installations, as indicated in the subtitle of the exhibition) have room to breathe there is no interference between them, albeit a connecting thread guides the spectator through the rooms. The pieces are left “to speak for themselves” (and it seems they do). There is no specific contextualisation, nor documents, publications, or documentary videos or films. Even though the subject would permit it. Though there are various talks being held in different cities (Brussels, London, Köln, Munich and Berlin). And there is a confrontation between the post-war figurative sculptures, which transmit all the insecurity and fragility that can accompany the human being and the contemporary installations, more resigned and ironic. While in the post-war sculptures the beings that appear represented cry out for shelter and protection, the contemporary proposals, that evoke the same fragility as their predecessors, can no longer call for this refuge, as they know that it doesn’t exist. And in this comparison numerous pathways are traced: the one that begins with the sculpture of the isolated leg (1958) by Alberto Giacometti, continues on the carousel that turns in slow agony dragging the animal cadavers of Bruce Nauman (1988), leaps to the lucky coin (a tiny centime shown in a huge vitrine) found by Andreas Slominski (1996) and ends with the fragmented and recomposed tree (1997/2011) by Zoe Leonard. And another possible itinerary that goes from the “Sibylla (Justitia)” (1957) that Joseph Beuys made for the law courts of Düsseldorf, continues with the South African conflicts of “Felix in Exile” (1994) by William Kentridge, contemplates the derogatory way that the North American authorities (starting with Roosevelt himself) saw the Native Indian Americans in “Building a Nation” (2006) by Jimmie Durham, and ends with the remake of the burgers of Calais (defending a city under siege in the 15th century) converted into “Bródno People” (2010) by Pawel Althamer, with the collaboration of the citizens of Bródno, or the “exclusions” carried out by the powers that be (legislative, executive and judicial) through the abundant material collected up by Andreas Siekmann in “Dante and Virgil walk through the World” (2011). It seems that things have changed a lot during this last century, but in some essential aspects we are closer to the post-war era than we imagine.

Aside from its quality, indisputable, “Before the law” is a agile exhibition in many senses: it functions as a “curatorial statement”, it incorporates an intergenerational dialogue by including Thomas Trummer as the co-curator and the collaborations of Anna Brohm and Andreas Prinzing, it includes a considerable number of pieces from the museum’s own collection and reckons with the necessary co-production of the Siemens Foundation.
(CAT)
Kaspar König es jubila i ho fa amb una exposició col·lectiva al Museu Ludwig de Colonia, la institució que ha dirigit durant dotze anys. Amb «Before the Law», König torna a fer una declaració de principis: l’art ha de parlar sobre els grans temes, més enllà de les circumstàncies. I el tema és, en aquest cas, la condició humana.

Skulptur Projekte a Münster, Portikus a Frankfurt i Städelschule a Frankfurt són només alguns dels projectes/institucions fundats o dirigits per Kaspar König, una figura clau i determinant dels criteris i discursos que han regit l’escena artística en els últims anys. Amb «Before the Law» (Abans de la Llei) , König deixa clara quina és la seva manera d’entendre l’art i la seva relació amb ell, així com la seva visió curatorial. L’exposició pren el seu títol d’un relat de Kafka en el qual un camperol intenta accedir al lloc on hi ha la llei. El preuat moment mai arriba, ja que un porter posposa la seva entrada eternament. La paràbola de Kafka, en la qual hi ha un dins i fora de la llei traduït en termes d’espai, connecta no només amb la fragilitat del camperol, extensible a la condició humana, sinó també amb preguntes sobre qui determina la llei, per a qui, qui i com queda exclòs.

Per fer la reflexió més intemporal, o més actual, l’exposició parteix d’un moment històric molt concret, els anys que van seguir a la Segona Guerra Mundial, com a paradigma de l’aniquilació dels drets i la dignitat humana i l’enllaça directament amb el moment present, en què no hi ha hagut una gran guerra, però sí varies, disperses i continuades i fins i tot algunes submergides i en el qual l’ésser humà torna a ser extremadament vulnerable. Sembla que tenim accés a molta informació, que som conscients dels nostres drets, però al mateix temps hi ha signes contradictoris. Hem perdut la nostra llibertat? O l’hem guanyada? Existeix la possibilitat de que algun dia aparegui públicament la pregunta de si encara ens podem permetre els drets humans?

«Before the Law» és una exposició clàssica tant per la seva aproximació com per la seva presentació formal. König parla del potencial humanístic de l’art contemporani, de la necessitat que l’art plantegi preguntes existencials. Les obres (escultures figuratives i instal·lacions, com se’ns anuncia des del subtítol de la mostra) respiren espai, no hi ha interferències entre elles, en tot cas, un fil connector que va guiant a l’espectador per les sales. Es deixa que les obres «parlin per si mateixes» (i sembla que ho fan). No hi ha una contextualització específica, ni documents, ni publicacions, ni vídeos documentals o pel·lícules. I això que el tema ho permetria. Sí que es duen a terme diverses xerrades a diferents ciutats (Brussel·les, Londres, Colonia, Munich i Berlín). I sí que hi ha una confrontació, entre les escultures figuratives de postguerra, que transmeten tota la inseguretat i fragilitat que pot acompanyar a l’ésser humà i les instal·lacions més contemporànies, més resignades i iròniques. Mentre a les escultures de postguerra els éssers que apareixen representats demanen a crits empara i protecció, les propostes contemporànies, que evoquen la mateixa fragilitat que les seves antecessores, ja no poden demanar aquest refugi, ja que saben que no existeix. I en aquesta contraposició es van traçant nombrosos recorreguts: el que s’inicia a l’escultura de la cama aïllada (1958) d’Alberto Giacometti, segueix al carrusel que gira amb lenta agonia arrossegant els cadàvers d’animals de Bruce Nauman (1988), salta a la moneda de la sort (un diminut cèntim exposat en una enorme vitrina) trobada per Andreas Slominski (1996) i acaba a l’arbre fragmentat i recomposat (1997/2011) de Zoe Leonard. I, un altre possible itinerari que va des de la «Sibylla (Justitia)» (1957) que Joseph Beuys va fer per als jutjats de Düsseldorf, continua amb els conflictes sud-africans de «Felix in Exile» (1994) de William Kentridge, es recrea amb la manera despectiva amb que les autoritats nord-americanes (començant pel propi Roosevelt) veien als indis americans a «Building a Nation» (2006) de Jimmie Durham, i conclou amb el remake dels burgesos de Calais (defensant una ciutat assetjada al segle XIV) convertits en «Bródno People» (2010) de Pawel Althamer amb la col·laboració de ciutadans de Bródno, o les «exclusions» realitzades des del poder (legislatiu, executiu i judicial) a través d’abundant material recollit per Andreas Siekmann a «Dante and Virgil walk through the World «(2011). Sembla que les coses han canviat molt durant aquest últim segle, però en alguns aspectes essencials estem més a prop de la postguerra del que ens imaginem.

Al marge de la seva qualitat, indiscutible, «Before the law» és una exposició hàbil en molts aspectes: funciona com a «statement curatorial», incorpora el diàleg intergeneracional en incloure a Thomas Trumm com a co-comissari i la col·laboració d’Anna Brohm i Andreas Prinzing , i inclou un nombre considerable d’obres de la col·lecció del propi museu.