Decía el artista Christian Boltanski que en realidad morimos dos veces, la primera en el momento de la defunción y después, cuando alguien ya no nos reconoce en las fotografías. ¡Qué importante es cuidar la memoria, la personal y la histórica, la memoria reciente y la memoria viva, reconciliarse con ella, aceptarla y aprender. A diferencia de hechos más alejados en el tiempo, que podemos recuperar tras un intenso trabajo de investigaación archivística y hemeroteca, recuperar la memoria artística y cultural más recientes tiene la ventaja que hay muchos testimonios que todavía son accesibles, con los cuales se puede hablar, que recuerdan, matizan y analizan desde la distancia temporal y personal. Un trabajo imprescindible y muy gratificante que no está claro a qué museo o institución corresponderían. ¿Sería el MACBA quien tendría el deber de incentivar la tarea de investigar el pasado más inmediato de la ciudad en la que se encuentra? Seguramente no es responsabilidad de un solo museo, pero sí que debería ser un tema bien presente.

El museo que ya lo está haciendo es el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), mediante exposiciones/investigación de momentos específicos de la contracultura (como la exposición dedicada a El Víbora) y dando acceso a sus archivos y colecciones a artistas para poder hacer relecturas (La caja entrópica de Francesc Torres o Neumotórax. Una perforación en l’archivo-pulmón del Museu Nacional de Jordi Ferreiro). La Virreina. Centre de la Imatge también hace tiempo que desarrolla esta labor. El caso más reciente es la exposición Sala Aixalà (1959-1975), una tienda de Barcelona que llevó a cabo una intensa actividad de presentación de propuestas experimentales de fotografía, cine, música y cómic. En la exposición, comisariada por Laura Terré, es clave la reconstrucción minuciosa de momentos concretos de la programación de la Sala Aixalà y, naturalmente, que parte de sus artífices puedan explicar su historia.

Recuerpar la memoria, desde una implicación más personal es la que lleva a cabo Aimar Pérez Galí en relación al impacto del SIDA en la escena de la danza en los años 80 en los países de la periferia (de la historia y del poder). Cada vez que Aimar Pérez Galí viaja para hacer una actuación de danza, impartir un taller o dar una conferencia, intenta entrar en contacto con alguien de la escena de la danza de aquel momento que pueda conocer de primera mano el objeto de su estudio, que después transforma en cartas que escribe a aquellos bailarines y coreógrafos desaparecidos. Todas estas cartas configuran el libro Lo Tocante y The Touching Community, un espectáculo de danza con cinco bailarines de diferentes edades y condiciones. Sonidos, palabras y movimientos se convierten en verdaderas palabras de amor para todos aquellos que ya no están pero que nunca más podrán quedar en el olvido.

 

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Aimar Pérez Galí. The Thouching Community. Mercat de les Flors (Barcelona), 2016. foto: Siddharth Gautam Singh

[Artículo publicado en Bonart 2020]