Paisajes mediáticos y elecciones presidenciales
Paisatges mediàtics i eleccions presidencials
Media Landscapes and presidential elections
Nuestro horizonte está definido por los paisajes mediáticos. A los paisajes naturales (landscapes) le siguieron los paisajes urbanos (urbanscapes) y desde hace décadas son los paisajes mediáticos (mediascapes) los que definen y determinan nuestro presente. Muntadas es uno de los artistas que en sus obras ha analizado exhaustivamente el paisaje de los media. Ya en un trabajo de 1978, Two landscapes, hacía referencia al real landscape o paisaje real y al media landscape o «paisaje de los media», es decir a su influencia en la creación (o mediatización) de la conciencia contemporánea.
Este impacto de lo mediático alcanza una de sus máximas expresiones en la política norteamericana y Antoni Muntadas (residente en Nueva York desde la década de los 70), junto a Marshall Reese, llevan años centrando su exploración de los paisajes mediáticos, en los períodos de campaña electoral en los Estados Unidos. Desde 1984, han creado una antología de anuncios televisivos de campañas electorales para la presidencia de los Estados Unidos, que se inicia con la campaña Eisenhower-Stevenson de 1952 y que van actualizando cada cuatro años y acompañan de presentaciones y charlas. Estamos en 2020, en plena campaña presidencial Trump-Biden y Muntadas y Reese presentan la más reciente entrega de su trabajo, un vídeo de 97 minutos que recopila y analiza críticamente, mediante una edición que contrasta, superpone o presenta en paralelo diferentes campañas, que evidencian, diferentes situaciones, valores, prioridades, necesidades o tendencias.
«En el 68, los artistas hacían performances políticas, ahora la política es una performance», escribía hace unos meses en su cuenta de twitter, el ensayista y curador Iván de la Nuez, y ciertamente, Polítical Advertisement X: 1952-2020evidencia esta comparación entre los 60 y el momento actual, la lucha política, las protestas y la movilización social de los 60 y la inacción de la izquierda, probablemente paralizada ante la lógica de reality show en que Trump ha convertido su estancia en la Casa Blanca.
Pero no solo Trump, este gusto de la política por la performance tiene que ver con la necesidad de contar una historia, el famoso storytelling, pensado en términos mercantiles. Como analizaba el ensayista político, Christian Salmon en una entrevista al periódico argentino La Nación, los políticos son actores de un teatro de performances, al margen de la ideología que manifiesten, construyen relatos desarrollados estrictamente para el consumo popular. El espacio de lo político se pulveriza y se licúa. Sus espacios representativos, como el Parlamento, las sedes de los gobiernos o las instituciones públicas, se deslizan en Internet de manera que las redes sociales transforman al político en estrella mediática.
En La ceremonia caníbal, Salmon explica: «Vivimos en una democracia hechizada que ha sustituido la acción por el relato, la deliberación por la distracción, el arte de gobernar por el arte de la puesta en escena. La política ha pasado del debate, de la discusión y del dissensus, a lo interactivo, lo performativo y lo espectral (…) El hashtag reproduce su historia y su relato. Relato y comunicación se condensan. Y forman un producto. Las artes antiguas del relato y las leyes de la retórica se combinan con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como con las posibilidades de acción directa sobre los cerebros que ofrecen las neurociencias».
Así lo sintentiza también el tandem Muntadas- Reese, «La democracia está amenazada hoy en día en múltiples niveles, desde donaciones de dinero oscuro que presionan por intereses que favorecen a los ricos y a las corporaciones; desde tecnologías de persuasión, Facebook, Twitter, Google y Youtube que han superado y remodelado el panorama de los medios; peligro todavía más mortal en 2020 que es el Coronavirus».
Detectar, analizar y conocer estos mecanismos es el antídoto que permite una resistencia a la manipulación y una capacidad de reacción. Esto es precisamente lo que vienen haciendo Muntadas-Reese desde los 80, con las proyecciones rituales de este work-in-progress Political Advertisement X, 1952-2020, que podrá verse pronto en los cines Zumzeig de Barcelona, en una sesión presentada por Albert Alcoz y con un coloquio posterior a cargo de Marcelo Exposito.