¿Qué es la ciudad sino la gente? Jeremy Deller en CA2M

¿Qué es la ciudad sino la gente? Jeremy Deller en el CA2M

Qué és la ciutat, si no la gent? Jeremy Deller al CA2M

What is the city but the people? Jaremy Deller at CA2M

Sólo por haber hecho The Battle of Orgreave (An Injury to One is an injury to All) (La Batalla de Orgreave (si hieren a uno hieren a todos) (2001), Jeremy Deller merece una posición destacada entre los artistas del siglo XXI. Afortunadamente para él, Orgreave es uno entre otros brillantes trabajos. La trayectoria de Deller se define a partir de hitos remarcables, como la reconstrucción de la dura confrontación entre policías y mineros que tuvo lugar en Orgreave (South Yorkshire) en 1981, que significó el fin de una época de industrialización y que, de la mano del neoliberalismo más salvaje de la época Thatcher, dio paso a una economía basada en el entretenimiento y los servicios. Otro trabajo clave es The History of the World (La Historia del Mundo) (1997) un diagrama dibujado sobre la pared que pone en relación las conexiones entre la escena musical y el contexto social y político en Gran Bretaña, un mapa mental que establece una red de influencias y relaciones que vincula dos estilos musicales -el acid house y las brass bands- con hechos como la desindustrialización o la huelga de la minería, mientras subraya el componente de disidencia -en relación al orden social y político del momento- que ambos comparten.

a) Jeremy Deller

Más ejemplos: So Many Ways to Hurt you (The Life and Times of Adrian Street), Tantas maneras de hacerte daño (Vida y época de Adrian Street) (2010) es la biografía, contada por él mismo, del hijo de un minero galés a quien su padre y su comunidad ridiculizaron y que, fascinado por el culturismo, acabó haciendo carrera en los años sesenta y setenta como luchador profesional, con apariciones estelares en programas de televisión. El propio Adrian Street narra sus vivencias y se autodefine en un poema como «un dulce travestido con una nariz rota.» Su extravagancia le llevó a los Estados Unidos, donde hizo carrera como figura destacada del wrestling, la lucha libre americana, para continuar viviendo en Florida y regentando un taller de indumentaria, que él mismo diseña, relacionada con la industria de la lucha libre. Otra personalidad tan idiosincrática como el propio Adrian Street, y también ejemplo de reinvención, es The Bruce Lacey Experience (El Mundo de Bruce Lacey) (2012), un perfil artístico bien peculiar, con el que más que enfatizar su extravagancia, pone sobre la mesa la estandarización de la escena artística y cultural. O finalmente, English Magic (Magia Inglesa), su propuesta para el pabellón británico de la Bienal de Venecia de 2013, en la que elabora un retrato crítico de la Gran Bretaña, donde no faltan las alusiones a la corrupción o al intervencionismo internacional, y en el que, en definitiva, muestra todo lo que ama y también lo que odia de su país.

b) Jeremy Deller

Si hacemos este repaso por la trayectoria de Jeremy Deller es porque estos días pueden revisarse estos y otros trabajos en una exposición inteligentemente comisariada por Cuauhtémoc Medina, Amanda de la Garza y, sin duda, el propio artista, en el Centro de Arte 2 de Mayo en Móstoles, Madrid. Es ésta una muestra que encaja a la perfección en la línea discursiva del centro, dirigido por Ferran Barenblit, que en algunos momentos ha centrado su atención en aspectos relacionados con la música o la cultura popular como elementos que definen nuestro presente.

Jeremy Deller. El ideal infinitamente variable de lo popular es una exposición que toma su título de Baudelaire y su apelación al “ideal infinitamente variable de la belleza”. No es casualidad la aparición aquí de Baudelaire quien, de hecho, siempre defendió la posición libre del artista frente a los medios que utilizaba, paralelismo que en caso de Deller es bien claro. La muestra se inicia cronológicamente con Open Bedroom (Cuarto abierto) (1993-2012), una instalación que recrea la exposición que el artista hizo en el que era su “estudio” mientras estudiaba, su habitación en casa de sus padres, aprovechando una ausencia de éstos, y de la que sólo tuvieron noticia diez años más tarde, cuando vieron las imágenes en un libro. La instalación, que recrea no sólo las obras presentadas sino también el entorno, enlaza directamente con toda una lista de iniciativas independientes de artistas y comisarios en espacios privados y personales, como Hans-Ulrich Obrist en la cocina de su casa, Hou Hanru en el pasillo de su apartamento en París o Martí Manen en su habitación, entre muchísimos otros.

Jeremy Deller. El ideal infinitamente variable de lo popular se va deteniendo, como mencionábamos al principio, en los hitos de su trayectoria. Lo que se evidencia en este recorrido es cómo su trabajo se convierte en una investigación de lo popular, de la estética de la participación: a menudo el artista es el iniciador o catalizador de procesos para los que cuenta con colaboraciones bien diversas, cediendo el protagonismo a grupos diversos, ya sean mineros, fans de grupos musicales, brass bands o artesanos que realizan los más increíbles estandartes. Pero, sobre todo, reconstruye historias del pasado, ya sean colectivas o individuales. Dichas reconstrucciones evidencian distintas cosas, por ejemplo, la desindustrialización de un país y cómo trata a las personas (The Battle of Orgreave), al tiempo que se constituye en un toque de atención ante los efectos del avance implacable del neoliberalismo más salvaje, una referencia que no debe pasarnos por alto, puesto que si Gran Bretaña fue primero, el resto de Europa se encuentra ahora mismo a las puertas de este tipo de nefasto proceso. También muestra el paso de un modelo de país industrializado a otro basado en el entretenimiento (So Many Ways to Hurt You (The Life and Times of Adrian Street) o el lugar que queda para las actitudes independientes e idiosincráticas (The Bruce Lacey Experience). Pero sobre todo se da valor a las personas, que están en el centro de todo (What is the City but the People? (¿Qué es la ciudad sino la gente?) (2009) una instalación en el metro de Londres, en el que aparecían una serie de citas de Shakespeare, Pascal o Ionesco).

El trabajo de Deller habla de libertad, de la capacidad de redefinirse y de reinventarse, muestra los conflictos y sus consecuencias, pero sobre todo ofrece la posibilidad de un espacio para el pensamiento. Y, last but not least, nos apela directamente, no sólo porque utiliza todo tipo de materiales y medios artísticos de procedencia bien diversa, sino sobre todo porque respira honestidad, entusiasmo y emoción.

(ENG)
Solely for having made The Battle of Orgreave (An Injury to One is an injury to All) (2001), Jeremy Deller merits a prominent position amongst the artists of the 21st century. Fortunately for him, Orgreave is just one amongst many other brilliant pieces. Deller’s career is defined by remarkable milestones, such as the reconstruction of the hard confrontation between the police and miners that took place in Orgreave (South Yorkshire) in 1981, that signified the end of an era of industrialisation and at the hand of the highly savage neoliberalism of the Thatcher era paved the way for an economy based on entertainment and services. Another key work is The History of the World (1997) a diagram drawn on the wall that traces connections between the music scene and the social and political context of Great Britain. This mental map establishes a network of influences and relations linking two musical styles -acid house and brass bands- with facts such as deindustrialisation or the miner’s strike, while underlining the component of dissidence –in relation to the social and political order of the moment- they both share.

a) Jeremy Deller

More examples: So Many Ways to Hurt you (The Life and Times of Adrian Street), (2010) is the biography, recounted by him, the son of a Welsh miner, who was ridiculed by his father and community and who, fascinated by body building, ended up making a career in the sixties and seventies as a professional fighter, making star appearances in television programmes. Adrian Street narrates his own experiences and defines himself in a poem as «a sweet transvestite with a broken nose». His extravagance led him to the United States where he made a career as a renowned figure of American, free-for-all wrestling, and continued to live in Florida, managing a workshop for clothing, that he himself designed, related to the industry of free style wrestling. Another personality, as idiosyncratic as Adrian Street himself, and also an example of reinvention is that of The Bruce Lacey Experience (2012), with a quite peculiar artistic style, that more than emphasising its extravagance places on the table the standardisation of the artistic and cultural scene. Or finally, English Magic, his proposal for the British pavilion of the 2013 Venice Biennale, in which he elaborates a critical portrait of Great Britain, where there is no lack of allusions to corruption or international interventionism, and which, in short, shows everything he loves and everything he hates about his country.

b) Jeremy Deller

If we are looking back over Jeremy Deller’s career in this way it is because these days one can revise these and other works in an exhibition intelligently curated by Cuauhtémoc Medina, Amanda de la Garza and undoubtedly the artist himself, in the Centro de Arte 2 de Mayo in Mostoles, Madrid. It is a show that fits perfectly within the discursive line of the centre, directed by Ferran Barenblit, that in certain moments has focussed its attention on aspects related to music or popular culture as elements that define our present.

Jeremy Deller.The infinitely variable ideal of the popular is an exhibition that takes its title from Baudelaire, taking its name from the “infinitely ideal variable of beauty”. Baudelaire’s appearance here is not by chance for he in fact always defended the freedom of the artist in relation to the media he chose to use, a parallelism that in the case of Deller is patently clear. The show begins chronologically with Open Bedroom (1993-2012), an installation that recreates the exhibition the artist made in what was his “studio” while he was at college, in his bedroom of his parents’ house, taking advantage of their absence. One they only became aware of ten years later when they saw the images in a book. The installation recreates not just the works presented but also the surroundings and links directly to a whole list of independent initiatives of artists and curators in private and personal spaces, such as Hans-Ulrich Obrist in the kitchen of his house, Hou Hanru in the corridor of his apartment in Paris or Martí Manen in his bedroom, amongst many others.

Jeremy Deller. The infinitely variable ideal of the popular pauses, as mentioned at the beginning, at the milestones of his career. What it evidences is how in this journey his work has become an investigation of the popular, of the aesthetics of participation. Often the artist is the initiator or catalyst for processes for which he counts on quite different forms of collaboration, ceding prominence to diverse groups, be they miners, fans of music groups or craftsmen who make the most incredible pennants. However, above all he reconstructs stories from the past, be they collective or individual. These reconstructions evidence different things, for example, the deindustrialization of a country and how it treats people (The Battle of Orgreave), while at the same time constituting a wake-up call in the face of the effects of the implacable advance of the most savage neoliberalism, a reference we shouldn’t overlook, for if Great Britain was the first, the rest of Europe now finds itself at the doors of this type of disastrous process. It also shows the passing from a model of industrialised country to another based on entertainment (So Many Ways to Hurt You (The Life and Times of Adrian Street)) or the place left for independent and idiosyncratic attitudes (The Bruce Lacey Experience). But above all it places values on people who are at the centre of everything (What is the City but the People? (2009) an installation in the London underground, in which a series of quotes from Shakespeare, Pascal and Ionesco appear).

Deller’s work talks of freedom, the capacity for redefinition and reinvention and shows conflicts and their consequences, but above all it offers the possibility of room for thought. And, last but not least, it appeals to us directly, not just because he uses all sorts of materials and artistic media from very diverse origins, but above all because it breathes honesty, enthusiasm and emotion.

(CAT)
Només per haver fet The Battle of Orgreave (An Injury to One is an injury to All) (La Batalla de Orgreave (si en fereixen a un fereixen a tots) (2001), Jeremy Deller mereix una posició destacada entre els artistes del segle XXI. Afortunadament per a ell, Orgreave és un entre altres brillants treballs. La trajectòria de Deller es defineix a partir de fites remarcables, com la reconstrucció de la dura confrontació entre policies i miners que va tenir lloc a Orgreave (South Yorkshire) l’any 1981, que va significar la fi d’una època d’industrialització i que, de la mà del neoliberalisme més salvatge de l’època Thatcher, va donar pas a una economia basada en l’entreteniment i els serveis. Un altre treball clau és The History of the World (La Història del Món) (1997) un diagrama dibuixat sobre la paret que posa en relació les connexions entre l’escena musical i el context social i polític a la Gran Bretanya, un mapa mental que estableix una xarxa d’influències i relacions que vincula dos estils musicals –l’acid house i les brass bands- amb fets com la desindustrialització o la vaga de la mineria, mentre subratlla el component de dissidència -en relació a l’ordre social i polític del moment- que tots dos comparteixen.

a) Jeremy Deller

Més exemples: So Many Ways to Hurt you (The Life and Times of Adrian Street), Tantes maneres de fer-te mal (Vida i època d’Adrian Street) (2010) és la biografia, explicada per ell mateix, del fill d’un miner gal·lès a qui el seu pare i la seva comunitat van ridiculitzar i que, fascinat pel culturisme, va acabar fent carrera en els anys seixanta i setanta com a lluitador professional, amb aparicions estel·lars en programes de televisió. El mateix Adrian Street narra les seves vivències i s’autodefineix en un poema com «un dolç transvestit amb un nas trencat.» La seva extravagància el va portar als Estats Units, on va fer carrera com a figura destacada del wrestling, la lluita lliure americana, per continuar vivint a Florida i regentant un taller d’indumentària, que ell mateix dissenya, relacionada amb la indústria de la lluita lliure. Una altra personalitat tan idiosincràtica com el mateix Adrian Street, i també exemple de reinvenció, és The Bruce Lacey Experience (El Món de Bruce Lacey) (2012), un perfil artístic ben peculiar, amb el que més que emfatitzar la seva extravagància, posa sobre la taula l’estandardització de l’escena artística i cultural. O finalment, English Magic (Màgia Anglesa), la seva proposta per al pavelló britànic de la Biennal de Venècia de 2013, en la qual elabora un retrat crític de la Gran Bretanya, on no falten les al·lusions a la corrupció o l’intervencionisme internacional, i en el qual, en definitiva, mostra tot el que estima i també el que odia del seu país.

b) Jeremy Deller

Si fem aquest repàs per la trajectòria de Jeremy Deller és perquè aquests dies es poden revisar aquests i d’altres treballs en una exposició intel·ligentment comissariada per Cuauhtémoc Medina, Amanda de la Garza i, sens dubte, el mateix artista, al Centro de Arte 2 de Mayo a Móstoles, Madrid. És aquesta una mostra que encaixa a la perfecció en la línia discursiva del centre, dirigit per Ferran Barenblit, que en alguns moments ha centrat la seva atenció en aspectes relacionats amb la música o la cultura popular com a elements que defineixen el nostre present.

Jeremy Deller. L’ideal infinitament variable del popular és una exposició que pren el seu títol de Baudelaire i la seva apel·lació al «ideal infinitament variable de la bellesa». No és casualitat l’aparició aquí de Baudelaire qui, de fet, sempre va defensar la posició lliure de l’artista davant els mitjans que utilitzava, paral·lelisme que en el cas de Deller és ben clar. La mostra s’inicia cronològicament amb Open Bedroom (Habitació oberta) (1993-2012), una instal·lació que recrea l’exposició que l’artista va fer al que era el seu «estudi» mentre estudiava, la seva habitació a casa dels seus pares, aprofitant una absència d’aquests, i de la qual només van tenir notícia deu anys més tard, quan van veure les imatges en un llibre. La instal·lació, que recrea no només les obres presentades sinó també l’entorn, enllaça directament amb tota una llista d’iniciatives independents d’artistes i comissaris en espais privats i personals, com Hans-Ulrich Obrist a la cuina de casa, Hou Hanru al passadís del seu apartament a París o Martí Manen a la seva habitació, entre moltíssims altres.

Jeremy Deller. L’ideal infinitament variable d’allò popular es va aturant, com esmentàvem al principi, en les fites de la seva trajectòria. El que s’evidencia en aquest recorregut és com el seu treball es converteix en una investigació d’allò popular, de l’estètica de la participació: sovint l’artista és l’iniciador o catalitzador de processos per als quals compta amb col·laboracions ben diverses, cedint el protagonisme a grups diversos, ja siguin miners, fans de grups musicals, brass bands o artesans que realitzen els més increïbles estendards. Però, sobretot, reconstrueix històries del passat, ja siguin col·lectives o individuals. Aquestes reconstruccions evidencien diferents coses, per exemple, la desindustrialització d’un país i com tracta a les persones (The Battle of Orgreave), a la vegada que es constitueix en un toc d’atenció davant els efectes de l’avanç implacable del neoliberalisme més salvatge, una referència que no ha de passar-nos per alt, ja que si la Gran Bretanya va anar primer, la resta d’Europa es troba ara mateix a les portes d’aquest tipus de nefast procés. També mostra el pas d’un model de país industrialitzat a un altre basat en l’entreteniment (So Many Ways to Hurt You (The Life and Times of Adrian Street) o el lloc que queda per a les actituds independents i idiosincràtiques (The Bruce Lacey experience). Però sobretot es dóna valor a les persones, que són al centre de tot (What is the City but the People? (Què és la ciutat sinó la gent?) (2009) una instal·lació al metro de Londres, en el qual apareixien una sèrie de cites de Shakespeare, Pascal o Ionesco).

El treball de Deller parla de llibertat, de la capacitat de redefinir i de reinventar-se, mostra els conflictes i les seves conseqüències, però sobretot ofereix la possibilitat d’un espai per al pensament. I, last but not least, ens apel·la directament, no només perquè utilitza tot tipus de materials i mitjans artístics de procedència ben diversa, sinó sobretot perquè respira honestedat, entusiasme i emoció.