Arte, Cultura y Sociedad 1984

Los mundos futuros o los futuros del mundo que apunta Okwui Enwezor en la 56 edición de la Bienal de Venecia no son precisamente optimistas, sino oscuros, confusos, abigarrados, injustos y llenos de desigualdades. Nos dirigimos hacia el 1984 de George Orwell, treinta y un años más tarde de lo vaticinado por el escritor británico y con una apariencia más coloreada aunque igual de totalitaria. El poder de las corporaciones y el control al que todos nos vemos sometidos crecen a pasos agigantados paralelamente a la facilidad para acceder a la información, aunque no necesariamente al conocimiento. Y este máximo control es directamente proporcional a la infantilización de la sociedad. Propiciado por el auge del entorno digital y de los videojuegos se da un proceso de ludificación, esto es el uso de técnicas y dinámicas propias de los juegos, que afecta a todos los campos, desde la educación hasta el ámbito empresarial pasando por el de las comunicaciones. Todo debe ser agradable, lúdico y entretenido, debe garantizar un disfrute y una recompensa inmediatos y, sobre todo, no debe hacer pensar demasiado.

El mundo de la cultura y el del arte no son ajenos a estos procesos y dicotomías: instituciones muy grandes y poderosas o iniciativas muy pequeñas y frágiles que luchan por su supervivencia. Y en medio, casi nada. La propia bienal de Venecia es un perfecto ejemplo de maquinaria de legitimación y rentabilidad asegurada, de ruido y consumo rápido y de entretenimiento para hordas de visitantes/turistas, y según quien sea el comisario invitado, de contenidos más o menos rigurosos, pero siempre en relación a este telón de fondo.

Si bien es cierto que en la sociedad y en la cultura se da esta polarización de la que hablábamos (el ejemplo por excelencia sería la construcción de las franquicias del Louvre o del Guggenheim en Abu Dhabi) también es cierto que detectar estos mecanismos y hacerlos públicos es la mejor manera de despertar las conciencias y pasar a la acción. El artista Daniel García Andújar fue consciente hace tiempo cuando en el año 1996 inició el proyecto Technologies to the People, un fake de una empresa que permitía el acceso a las nuevas tecnologías y a la sociedad de la información y que evidenciaba sus estrategias de control y represión. No cabe duda que hay una ludificación y una infantilización de la sociedad pero también es un hecho que el acceso a las tecnologías de la comunicación hace posible la organización y la reacción colectivas. Lo vemos en cultura y lo estamos viendo también en política.

Apple hizo un anuncio en el año 1984 para presentar su primer modelo de ordenador Macintosh. Lo dirigió Ridley Scott y en él aparecía una deportista vestida con short rojo y camiseta blanca que, cargada con un martillo aparecía corriendo entre una audiencia gris y uniforme, lo lanzaba y hacía explotar una gran pantalla en la que aparecía el “gran hermano” con su discurso autoritario e hipnotizante. “Verás como 1984 no será como 1984” era el slogan que ahora deberíamos hacer nuestro para que el siglo XXI no sea como 1984.