En su último libro Kassel no invita a la lógica, Enrique Vila-Matas realiza, como él mismo escribe, “un reportaje novelado de mi participación en Documenta”, en el que sobre todo relata su reencuentro con la experiencia que es capaz de generar el arte. Aunque al principio, la invitación a Kassel se le plantea como una propuesta marciana consistente en sentarse en un restaurante chino de las afueras de la ciudad, durante los últimos días del evento y permanecer allí escribiendo a la vista de posibles visitantes, pronto la propuesta se transforma en una vivencia que le reconcilia con el arte y con la creación. Vila-Matas vive en sus propias carnes el colapso y la recuperación que constituyeron el leitmotiv de la Documenta (13) dirigida por Carolyn Christov-Bakargiev, de manera que su propia confusión inicial le hace deambular con la suficiente curiosidad por algunos de los trabajos artísticos allí reunidos.
En este circular, Vila-Matas se encuentra, por ejemplo, con la brisa de Ryan Gander ocupando un espacio muy representativo a la entrada del Museo Fridericianum. La performance This Variation de Tino Sehgal que tiene lugar en un espacio oscuro en el que el visitante se adentra y empieza a verse más o menos interpelado o intrigado por una serie de personas que se mueven, actúan, cantan o interactúan con los visitantes. Vila-Matas se convierte en un visitante asiduo a la instalación, que vive y experimenta de muy diversas maneras. Finalmente, el escritor se encuentra con Untilled de Pierre Huyghe, la enigmática instalación en el parque de Karlsaue consistente en una serie plantas afrodisíacas y psicotrópicas, la escultura de una mujer desnuda en cuya cabeza hay una colmena con abejas reales y la presencia de un galgo con una pata pintada de color rosa que se mueve libremente por el espacio. Vila-Matas vuelve a la instalación, piensa sobre ella y, sobre todo, pasa tiempo viviéndola y empapándose de la experiencia.
Pierre Huyghe está siendo este año 2014 protagonista de una destacada retrospectiva que ha pasado por el Centro Georges Pompidou de París, se encuentra hasta el verano en el Museo Ludwig de Colonia y desembarcará en Los Angeles County Museum of Art. La retrospectiva de Huyghe va exactamente de eso que habla Vila-Matas en su libro: de ofrecer “experiencia”, de enfrentar al espectador con lo inesperado, de apelar a su curiosidad y a la necesidad de acercarse al arte con una mirada renovada y, en cierta manera, libre de códigos predeterminados. La exposición, que se instala aprovechando la arquitectura de la muestra previa del museo, se inicia con un performer que anuncia uno a uno la entrada de los visitantes, de manera que la relación con el espacio, con la institución y con las obras que siguen a continuación ya no puede ser la misma. Plantas y animales (hormigas, cangrejos, y especialmente el perro con la pata pintada de color rosa) están bien presentes en el espacio, crean micro entornos que despiertan la curiosidad, dejan espacio a lo no planeado, a lo no controlado ni codificado, es decir, al momento.
Como a Vila-Matas, nos permite reconciliarnos con la verdadera esencia del arte y nos hace decir, como el escritor barcelonés que “el arte era, en efecto, algo que me estaba sucediendo, ocurriendo en aquel mismo momento. Y el mundo de nuevo parecía inédito, movido por un impulso invisible. Y todo era tan relajante y admirable que resultaba imposible dejar de mirar”.