“Si no puedo bailar, no quiero formar parte de vuestra revolución” son las palabras atribuidas a Emma Goldman, una reconocida activista feminista y anarquista lituana que fue increpada por bailar animadamente, cuestionándose su seriedad y compromiso con la causa. “No puedo creer que una causa que defiende un ideal bello, como es el anarquismo y que aboga por la libertad de las convenciones y los prejuicios, pida la negación de la vida y la alegría”, fueron sus palabras literales.
Como nos va demostrando la historia, con este y otros ejemplos, el baile y la fiesta no sólo son sinónimo de evasión y de falta de compromiso. En la Factory de Nueva York, las fiestas eran un estado más del permanente proceso creativo, de filmación de películas, producción de serigrafías, realización de castings, celebración de encuentros e intercambios que tenían lugar día y noche en el estudio de Andy Warhol.
No es habitual que los artículos tengan música, pero si le tuviéramos que poner música a éste, sin duda sería “All tomorrow parties” de Lou Reed.
Los encuentros, las fiestas y las celebraciones no son ajenas a ciertas prácticas artísticas actuales en las que lo procesual, lo performativo y lo efímero desempeñan un papel importante. Dos casos recientes con sus especificidades son el de Ex-Abrupto y El Palomar.
Ex-Abrupto, que se define como un festival de arte contemporáneo en ambientes no confortables, se ha presentado esta primavera en Vic, dentro del evento Parada Zero. Los miembros del colectivo se instalaron (con permiso de su propietaria) en la casa (ahora en venta) en la que había residido Antonio María Claret, la adecentaron, repararon las instalaciones básicas y, durante una semana, presentaron una exposición así como conciertos, acciones y presentaciones tanto en la casa como en su jardín. Intervenciones artísticas, música, bebidas y encuentros para mostrar una concepción del arte que está vivo, vibrante y que tiene que ver sobretodo con las personas y las relaciones.
El Palomar es una iniciativa de R. Marcos Mota y Mariokissme que revisa la historia oculta en relación a la identidad y el género. El Palomar participó en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia comisariado por Martí Manen, en relación al trabajo de Francesc Ruiz, realizando itinerarios inéditos por los Giardini y estos días, dentro del programa Barcelona Producción’16 presentan en la Capella de Barcelona, un proyecto a partir de un guión escrito por Alberto Cardín, el ensayista, antropólogo y destacado activista LGBT de los años 70 y 80 en España. Pero sobre todo mencionamos aquí a El Palomar por su trabajo Hedonismo Crítico, acogido dentro del ciclo de exposiciones comisariado por Martí Manen en el Espai 13 de la Fundació Joan Miró. Hedonismo Crítico. Reinvención y reivindicación planteó la fiesta como formato desde el que generar tiempos y maneras de comunicación y recepción diferentes, una maratón festiva que huía del peso de la institución “para compartir y generar nuevas vías de afecto sin exclusión”.