Las estructuras del arte. Una entrevista con Mario García Torres

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http://www.a-desk.org/spip/spip.php?article1589

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Mario García Torres trabaja a partir de elementos muy concretos (historias ocultas, rumores o detalles no aclarados) de la historia del arte, del cine, de otros artistas, de hechos del pasado, etc. Las investigaciones se transforman en relatos que pueden tomar la forma de diaporamas, vídeos, libros, exposiciones comisariadas o postales, por mencionar sólo algunas posibilidades. Subrayando un posicionamiento entre crítico y poético que reivindica el elemento subjetivo, en el transcurso de la entrevista que sigue Mario García Torres habla de sus razones para elegir formatos de producción y de presentación, de su relación con Internet y con las estructuras del arte y de su comodidad negociada con el sistema del arte.

Montse Badia: En tus proyectos hay una diversidad en cuanto a formas de producción/presentación/distribución. Pienso en dos ejemplos: “Alguna vez has visto la nieve caer” (2010), es un trabajo en el que, por un lado, toda la investigación sobre Hotel One y Kabul ha sido realizada desde el ordenador de tu casa, vía Internet y sin necesidad de desplazarte a Afganistán y, otro aspecto interesante es que es un diaporama, que también podría funcionar como una narración. Otro caso: en tu exposición en el Jeu de Paume, hiciste una intervención en algunos libros de la librería en los que insertaste postales. Me gustaría saber cómo decides, la manera o el canal de presentación que utilizas en cada uno de tus trabajos.

Mario García Torres: Mi practica no esta definida por el compromiso o desarrollo de un medio. Cada proyecto tiene una naturaleza distinta, y el medio en que cada transacción estética está distribuida obedece a ser, desde mi punto de vista, la más eficiente de acuerdo a su naturaleza. Mi obra en general versa sobre las estructuras del arte, y la manera en que esas estructuras hacen posible eso que llamamos arte. Mis acercamientos van desde investigaciones históricas sobre la práctica de otros artistas hasta reflexiones personales e íntimas sobre la negociación de mi práctica en el sistema del arte. Como mencionas, «Alguna vez…» y la intervención en la librería del Jeu de Paume tienen naturalezas muy diversas. La primera, es el resultado de una larga investigación -no exclusivamente hecha desde el ordenador, hay que marcarlo- sobre la historia de Boetti en Afganistán, y específicamente el hotel que administró en Kabul en la década de los 70. La intervención en el Jeu de Paume era una extensión de otro proyecto -de los que llamo más personales, íntimos e inmediatos y que suceden la mayoría de las veces en mi estudio-, que vengo haciendo desde hace años. Consiste en que cada vez que voy de viaje de trabajo y me encuentro en un hotel en el que hay hojas membreteadas me siento un momento a reflexionar en lo que he hecho como artista así como en el futuro de mi trabajo, y escribo una promesa en el papel. Más o menos siempre la misma frase, una versión de: “Prometo dar lo mejor de mi mismo en los próximos años». Deben existir cuarenta o cincuenta de estas hojas y el proyecto, que continúa en la actualidad, consiste en una colección de estas promesas. Este proyecto existe como lo describo, pero también en forma de música -la explicación del proyecto se convirtió en letra de canción que fue comisionada a un amigo músico, Mario López Landa-, y en el Jeu de Paume, se distribuyeron en la librería un número de postales que ilustraban medios de transporte (aviones, barcos, autobuses) que me habían llevado a trabajar en las que había sido escrita la misma frase. Pretendí que el encuentro de estas postales fuera sorpresivo, y no el habitual en la pared como se exhiben las hojas membreteadas.

MB: Para investigar las estructuras del arte a veces desarrollas proyectos, libros o comisarias exposiciones. En el caso de la muestra «Objetos para un rato de inercia», que tuvo lugar en la galería Elba Benítez de Madrid y que agrupaba los trabajos de David Askevold, Alighiero e Boetti, Luis Camnitzer, Barry Le Va y Francesc Torres. La declaración de principios era clara: «La Historia, a pesar de su insistencia en lo contrario, pertenece al tiempo presente. La Historia siempre se está forjando. Es un proceso, no un resultado. La Historia y la escritura de la Historia son una y la misma cosa». ¿Es una manera de activar propuestas que sucedieron en el pasado y de las que quedan sólo los registros o las narraciones? ¿Las investigaciones históricas sirven para entender mejor el presente?

MGT: Definitivamente. Si no fuera porque creo que cada narrativa histórica, que uso como excusa para generar otra narrativa, no tuviera un impacto en nuestra contemporaneidad no habría razón para usarlas. En ese sentido, mis iniciativas son una conversación entre mis intereses personales, el entendimiento de ellos que hago a través de una subjetividad situada en el presente así como del interés de una gama más compleja del arte que permite que mi obra exista. En ese sentido, no soy sólo yo como persona la que activa estas narrativas, sino un sistema más complejo, que apoya la necesidad de esta revisión.

MB: Tus trabajos funcionan perfectamente como relatos, investigas minuciosamente hechos, detalles de proyectos de otros artistas, rumores y, a partir de ahí, elaboras una historia, un relato en el que conviven los datos objetivos y tu interpretación, a veces dotada de una cierta poética. ¿Cuál es tu posicionamiento en relación a la historia del arte más reciente, a lo que se cuenta, lo que se omite, lo que se explica muy superficialmente?

MGT: Mis piezas son narrativas muy personales que tienen que ver con compartir mi propia experiencia, deseo o interés en una historia específica. En ese sentido lo veo como una manera de hacer historia, sin embargo muy distinta de aquella que pretende contar la verdad. Tal vez mis narrativas funcionen como complementos a aquellas más oficiales, pues son esos detalles omitidos los que la mayoría de las veces llaman mi atención.

MB: ¿Cuál es tu metodología de trabajo?

MGT: Para cuando una obra se exhibe, ha pasado mucho tiempo desde que el episodio en cuestión me ha entusiasmado. La mayoría de las veces empiezo una investigación, más bien poco metodológica, sobre algo que me interesa y después, en algún momento, veo el potencial de que se convierta en algo interesante que contar más públicamente. La mayoría de las veces, cuento con esas cosas que me han llamado la atención, las notas, en un cajón en mi escritorio, y poco a poco, diversas invitaciones terminan también por definir los que se hacen y se presentan en específicas situaciones temporales o geográficas.

MB: ¿Cuáles son los principales puntos de confluencia y también las diferencias entre tu rol como artista y el que desarrollas en ocasiones como comisario de exposiciones?

MGT: No me parece que haya demasiadas diferencias. Soy artista, y mis intervenciones como curador tienen que ver con buscar una manera distinta de compartir mis intereses. Algunas veces parece también más certero hacer una exhibición que contar la historia de una manera más personal, de ahí las exposiciones. Pero en realidad lo veo todo como un solo cuerpo de trabajo.

MB: A menudo citas otros trabajos, partes de trabajos ya realizados para iniciar tu propio proceso. ¿Permitirías que tus trabajos pudieran ser también objeto de cita, apropiaciones, re-enactments o revisiones?

MGT: Seria un honor que alguien algún día los viera así, y que continuara esas narrativas, de la manera que fuera, y saber que en algún lugar del mundo a alguien le podría seguir interesando. Al final para eso trabajas, para encontrar gente que tiene intereses similares. Creo que al final mi obra se reduce a eso.

MB: ¿Te preocupa la noción de verdad? ¿Crees que es posible la verdad en arte?

MGT: No, no me interesa en absoluto.

MB: Cuál es tu relación con Internet, ¿es para ti una herramienta de investigación? ¿de comunicación? ¿de difusión?

MGT: Claro, es siempre mi primer acercamiento a un tema, y muchas de las veces, lleva a investigar las cosas de una manera menos metodológica, y más rica. Sitúa a gente normal y corriente al mismo nivel que los libros y las fuentes más oficiales. Internet está presente todo el tiempo, y no lo culpo de estar muchas veces equivocado. Me gusta. Qué mejor que desviar una investigación a algo contradictorio, o más lejano a la verdad. Ahí es donde encuentras relaciones que potencialmente se convierten en algo interesante, en la trama de una forma nueva de contar una historia.

MB: Muchos de los trabajos que se realizan actualmente podrían perfectamente difundirse vía Internet, sin embargo, tienden a mostrarse dentro de los parámetros de la institución. ¿Te has planteado alguna vez la posibilidad de mostrar y distribuir tus trabajos utilizando otras vías?

MGT: Nunca lo he pensado a fondo. Creo que al final me interesa la parte experiencial del arte, aunque parezca contradictorio. El uso de películas y diapositivas por ejemplo tiene que ver con tener una experiencia cinemática, lo cual se perdería al verlas en un monitor pequeño. Creo que hay piezas que se pueden difundir por Internet, pero no la mayoría de las mías. Me importa la experiencia tanto como los datos en ellas.

MB: ¿Crees que el marco institucional en arte (museos, centros de arte, y también grandes eventos como Documenta o las bienales internacionales) son flexibles y se adaptan a las nuevas necesidades que las prácticas artísticas demandan?

MGT: Si, no me causa problema. Creo que constantemente he tratado de hacer uso de esos marcos para contar lo que quiero. Claro, hay limitaciones, pero también mucha flexibilidad. Creo que hasta hoy, cada vez que me han invitado a exhibir en una bienal o exposición de ese tipo termino haciendo mi trabajo en otro lado. Para mi la obra existe donde se ejecuta, y no en donde se exhibe. Eso es lo de menos.

(ENG)

Mario García Torres works with very specific elements (hidden stories, rumours or un-clarified details) from the history of art, film, other artists, events from the past, etc. These investigations transform into stories that can take the form of diaporamas, videos, books, curated exhibitions or postcards, to mention just a few of the possibilities. Underlining a stance between critical and poetic that vindicates the element of the subjective, in the following interview, Mario García Torres talks about the reasons for choosing his formats for production and presentation, his relation with the Internet and the structures of art, and his negotiated comfort with the art system.

Montse Badia: In your projects there is a diversity regarding forms of production/presentation/distribution. I’m thinking of two examples: “Alguna vez has visto la nieve caer” (Have you ever seen snow) (2010), a piece in which, on the one hand, all the research into Hotel One and Kabul has been carried out from your home computer, via the Internet, without the need to travel to Afghanistan, and on the other, the interesting feature that it is a diaporama, that could also function as a narrative. Another case: is your exhibition at the Jeu de Paume, where you intervened in the bookshop, inserting postcards into some of the books. I would like to know how you decide the form or channel for presentation that you use for each one of your pieces.

Mario García Torres: My practice is not defined by my commitment or development of a medium. Each project has a distinct nature and the medium in which each aesthetic transaction is distributed is governed, in my point of view, by being the most efficient depending on its nature. My work in general explores the structures of art and the way in which these structures make possible this thing that we call art. My approach ranges from historical investigations into the practice of other artists to personal and intimate reflections about the negotiation of my practice in the art system. As you mentioned, «Alguna vez…» and the intervention in the bookshop at the Jeu de Paume are very different in nature. The first is the result of a long investigation –it is worth noting one not done exclusively on the computer– into the history of Boetti in Afghanistan, and specifically the hotel that he managed in Kabul during the seventies. The intervention in the Jeu de Paume was the extension of another project – the ones that I call more personal, intimate and immediate, the majority of which take place in the studio – one that I have now been doing for several years. It consists of each time I go on a work trip and find myself in a hotel where there are sheets of headed notepaper, I sit down for a moment and reflect about what I have done as an artist, as well as the future of my work, and I write a promise on the paper. It is more or less always the same phrase, a version of: “ I promise to give the best of myself in the years to come”. There must be forty or fifty of these sheets in existence and the project that continues today, consists of a collection of these promises. This project exists as I’ve described it, but also in a musical form – the explanation of the project became the words for a song that I commissioned from a musician friend, Mario López Landa – and a number of postcards, illustrating the modes of transport (airplanes, boats, buses) that had taken me to work, on which I had written the same phrase were distributed in the bookshop of the Jeu de Paume. I aimed for the discovery of these postcards to be a surprise, and not on the wall as is customary, in the way that the headed sheets are exhibited.

MB: To investigate the structures of art sometimes you develop projects, books or curate exhibitions. In the case of the show «Objetos para un rato de inercia» (Objects for a moment of inertia), that took place in the Elba Benítez gallery in Madrid and which brought together works by David Askevold, Alighiero e Boetti, Luis Camnitzer, Barry Le Va and Francesc Torres. The declaration of principles was clear: «History, despite its insistence on the contrary, pertains to the present. History is always being made. It is a process not a result. History, and the writing of History, are one and the same thing.» Is it a way of activating propositions that took place in the past, of which only the record or narrations are left? Do the historic investigations serve to understand the present better?

MGT: Definitely. If it wasn´t for the fact that I believe that each historic narrative, that I use as an excuse to generate another narrative, didn´t have an impact on our contemporaneity their wouldn´t be any reason to use them. In this sense, my initiatives are a conversation between my personal interests, with the understanding that I do them through a subjectivity that is situated in the present, as well as an interest in the more complex range of art that makes it possible for my work to exist. In this sense, it’s not just me as a person that activates these narratives, but a more complex system that supports the need for this revision.

MB: Your works function perfectly as stories, you meticulously investigate events, details about other artists’ projects, rumours and from there elaborate a history, a story in which the objective data and your interpretation coexist, sometimes endowed with a certain poetics. What is your stance in relation to more recent art history, to what is told, what is omitted and what is very superficially explained?

MGT: My pieces are very personal narratives that have to do with sharing my own experiences, desire or interest in a specific history. In this sense I see it as a way of making history, though very different from the one that pretends to tell the truth. Perhaps my narratives function as complements to those more official ones, as it is these details that are omitted that, most of the time, catch my attention.

MB: What is your working methodology?

MGT: When a piece is exhibited, a long time has passed from the moment when the episode in question excited me. The majority of times I begin an investigation, not very methodologically, about something that interests me and afterwards, at some point, I see the potential for it to convert into something that would be interesting to recount more publicly. The majority of times I rely on these things that have drawn my attention, the notes in a box on my desk and, little by little, different invitations end up also defining which ones are made and presented in specific temporal or geographic situations.

MB: What are the main points of confluence and also differences between your role as an artist and when you expand it on occasion to become curator of exhibitions?

MGT: To me there don’t seem to be that many differences. I am an artist, and my interventions as a curator have to do with looking for a different way of sharing my interests. Sometimes it can seem more to the point to make an exhibition that tells the story in a more personal manner, hence the exhibitions. But in reality I see it all as a single body of work.

MB: You often cite works or parts of work that are already made to begin your own process. Would you allow your works also to become the object of citations, appropriations, re-enactments or revisions?

MGT: It would be an honour if somebody one day saw them this way, and would continue these narratives, in whatever manner, to know that in some place in the world someone might continue to be interested. In the end, one works just for this to find people who have similar interests. I think that in the end my work comes down to this.

MB: Are you concerned about the notion of truth? Do you think that truth is possible in art?

MGT: No, I have absolutely no interest.

MB: What is your relation with the Internet, for you, is it a tool for research, communication or dissemination?

MGT: Obviously it is always my first point of contact with a subject and many times it leads me to investigate things in a less methodological way, a richer way. It situates normal people, everyday people, at the same level as books and official sources. Internet is present all the time, and I don´t blame it for often being wrong. I like it. What better way to divert an investigation towards something contradictory or further from the truth. It is there that one finds relations that potentially become something interesting, in the weaving of a new way of telling a story.

MB: Many of the works that you make at present could be disseminated perfectly via the Internet however they tend to be shown within the parameters of the institution. Have you ever thought about sometimes using the possibility of other routes to show and distribute your work?

MGT: I’ve never thought about it in depth. I believe that in the end I’m interested in the experiential part of art however contradictory that might seem. The use of films and slides, for example, has to do with having a cinematic experience, which would be lost if it was seen on a small monitor. I believe that there are pieces that can be disseminated on the Internet, but not the majority of mine. I am as concerned about the experience, as about the data within them.

MB: Do you think that the institutional framework (museums, art centres and also big events like Documenta or international biennales) is flexible and does it adapt to the new needs required by artistic practices?

MGT: Yes, it doesn’t trouble me. I believe that I have constantly tried to use this framework to talk about what I want to. Obviously there are limitations, but there is also a lot of flexibility. I believe that up until now, each time they have invited me to exhibit in a biennale or an exhibition of this type, I have ended up doing my work elsewhere. For me the work exists where it is executed and not where it is exhibited. That’s the least of it.

(CAT)

Mario García Torres treballa a partir d’elements molt concrets (històries ocultes, rumors o detalls no aclarits) de la història de l’art, del cinema, d’altres artistes, de fets del passat, etc. Les investigacions es transformen en relats que poden prendre la forma de diaporames, vídeos, llibres, exposicions comissariades o postals, per esmentar només algunes possibilitats. Subratllant un posicionament entre crític i poètic que reivindica l’element subjectiu, en el transcurs de l’entrevista que segueix Mario García Torres parla de les seves raons per triar formats de producció i de presentació, de la seva relació amb Internet i amb les estructures de l’art i de seva comoditat negociada amb el sistema de l’art.

Montse Badia: En els teus projectes hi ha una diversitat en quant a formes de producció/presentació/distribució. Penso en dos exemples: “Alguna vez has visto la nieve caer” (2010), és un treball en el qual, d’una banda, tota la investigació sobre Hotel One i Kabul ha estat realitzada des de l’ordinador de casa teva, via Internet i sense necessitat de desplaçar-te a l’Afganistan i, un altre aspecte interessant és que és un diaporama, que també podria funcionar com una narració. Un altre cas: a la teva exposició al Jeu de Paume, vas fer una intervenció en alguns llibres de la llibreria en quals vas inserir postals. M’agradaria saber com decideixes, la manera o el canal de presentació que fas servir a cada un dels teus treballs.

Mario García Torres: La meva pràctica no està definida pel compromís o desenvolupament d’un mitjà. Cada projecte té una naturalesa diferent, i el mitjà en què cada transacció estètica està distribuïda obeeix a ser, des del meu punt de vista, la més eficient d’acord a la seva naturalesa. La meva obra en general tracta sobre les estructures de l’art, i la manera com aquestes estructures fan possible això que anomenem art. Els meus acostaments van des d’investigacions històriques sobre la pràctica d’altres artistes fins a reflexions personals i íntimes sobre la negociació de la meva pràctica en el sistema de l’art. Com esmentes, «Alguna vez …» i la intervenció en la llibreria del Jeu de Paume tenen naturaleses molt diverses. La primera, és el resultat d’una llarga investigació -no exclusivament feta des de l’ordinador, cal remarcar- sobre la història de Boetti a l’Afganistan, i específicament a l’hotel que va administrar a Kabul en la dècada dels 70. La intervenció al Jeu de Paume era una extensió d’un altre projecte -dels que anomeno més personals, íntims i immediats i que succeeixen la majoria de les vegades al meu estudi-, que porto fent des de fa anys. Consisteix en que cada vegada que vaig de viatge per feina i em trobo en un hotel on hi ha fulles amb capçalera em sento un moment a reflexionar en el que he fet com a artista i també en el futur del meu treball, i escric una promesa en el paper. Més o menys sempre la mateixa frase, una versió de: «Prometo donar el millor de mi mateix en els pròxims anys». N’hi deuen haver unes quaranta o cinquanta d’aquestes fulles i el projecte, que continua en l’actualitat, és un recull d’aquestes promeses. Aquest projecte existeix com ho descric, però també en forma de música -l’explicació del projecte es va convertir en lletra de cançó que va ser comissionada a un amic músic, Mario López Landa-, i al Jeu de Paume, es van distribuir en la llibreria un nombre de postals que il·lustraven mitjans de transport (avions, vaixells, autobusos) que m’havien portat a treballar en les quals havia estat escrita la mateixa frase. Vaig pretendre que la trobada d’aquestes postals fora sorprenent, i no l’habitual a la paret com s’exhibeixen les fulles amb capçalera.

MB: Per investigar les estructures de l’art de vegades desenvolupes projectes, llibres o comissaries exposicions. En el cas de la mostra «Objetos para un rato de inercia», que va tenir lloc a la Galeria Elba Benítez de Madrid i que agrupava els treballs de David Askevold, Alighiero i Boetti, Luis Camnitzer, Barry Li Va i Francesc Torres, la declaració de principis era clara: «La Historia, a pesar de su insistencia en lo contrario, pertenece al tiempo presente. La Historia siempre se está forjando. Es un proceso, no un resultado. La Historia y la escritura de la Historia son una y la misma cosa». És una manera d’activar propostes que van succeir en el passat i de les que queden només els registres o les narracions? Les investigacions històriques serveixen per entendre millor el present?

MGT: Definitivament. Si no fos perquè crec que cada narrativa històrica, que utilitzo com a excusa per generar una altra narrativa, no tingués un impacte en la nostra contemporaneïtat no hi hauria raó per utilitzar-les. En aquest sentit, les meves iniciatives són una conversa entre els meus interessos personals, l’enteniment d’aquests que faig a través d’una subjectivitat situada al present així com l’interès d’una gamma més complexa de l’art que permet que la meva obra existeixi. En aquest sentit, no sóc només jo com a persona la que activa aquestes narratives, sinó un sistema més complex, que dóna suport a la necessitat d’aquesta revisió.

MB: Els teus treballs funcionen perfectament com a relats, investigues minuciosament fets, detalls de projectes d’altres artistes, rumors i, a partir d’aquí, elabores una història, un relat en el qual conviuen les dades objectives i la teva interpretació, de vegades dotada d’una certa poètica. Quin és el teu posicionament en relació a la història de l’art més recent, el que s’explica, el que s’omet, el que s’explica molt superficialment?

MGT: Les meves peces són narratives molt personals que tenen a veure amb compartir la meva pròpia experiència, desig o interès en una història específica. En aquest sentit ho veig com una manera de fer història, però molt diferent de la que pretén explicar la veritat. Potser les meves narratives funcionin com a complements a les més oficials, ja que són aquests detalls omesos els que la majoria de les vegades criden la meva atenció.

MB: Quina és la teva metodologia de treball?

MGT: Quan una obra s’exhibeix, ha passat molt temps des de que l’episodi en qüestió m’ha entusiasmat. La majoria de les vegades començo una investigació, més aviat poc metodològica, sobre alguna cosa que m’interessa i després, en algun moment, veig el potencial que es converteixi en alguna cosa interessant per explicar més públicament. La majoria de les vegades, compto amb aquestes coses que m’han cridat l’atenció, les notes, en un calaix en el meu escriptori, i poc a poc, diverses invitacions acaben també per definir el que es fa i es presenta en específiques situacions temporals o geogràfiques.

MB: Quins són els principals punts de confluència i també les diferències entre el teu rol com a artista i el que desenvolupes en ocasions com a comissari d’exposicions?

MGT: No em sembla que hi hagi massa diferències. Sóc artista, i les meves intervencions com a curador tenen a veure amb buscar una manera diferent de compartir els meus interessos. A vegades sembla també més precís fer una exhibició que explicar la història d’una manera més personal, per això les exposicions. Però en realitat ho veig tot com un sol cos de treball.

MB: Sovint cites altres treballs, parts de treballs ja realitzats per iniciar el teu propi procés. Permetries que els teus treballs poguessin ser també objecte de cita, apropiacions, “re-enactments” o revisions?

MGT: Seria un honor que algú algun dia els veiés així, i que continués aquestes narratives, de la manera que fos, i saber que en algun lloc del món a algú li podria seguir interessant. Al final, per això treballes, per trobar gent que té interessos similars. Crec que al final la meva obra es redueix a això.

MB: Et preocupa la noció de veritat? Creus que és possible la veritat en art

MGT: No, no m’interessa en absolut.

MB: Quina és la teva relació amb Internet, és per a tu una eina de recerca? De comunicació? De difusió?

MGT: És clar, és sempre el meu primer acostament a un tema, i moltes de les vegades, porta a investigar les coses d’una manera menys metodològica, i més rica. Situa a gent normal i corrent al mateix nivell que els llibres i les fonts més oficials. Internet està present tot el temps, i no la culpo d’estar moltes vegades equivocada. M’agrada. Què millor que desviar una investigació a quelcom contradictori, o més llunyà de la veritat?. Aquí és on trobes relacions que potencialment es converteixen en alguna cosa interessant, en la trama d’una manera nova d’explicar una història.

MB: Molts dels treballs que es realitzen actualment podrien perfectament difondre’s via Internet, però, tendeixen a mostrar-se dins dels paràmetres de la institució. T’has plantejat mai la possibilitat de mostrar i distribuir els teus treballs utilitzant altres vies?

MGT: Mai ho he pensat a fons. Crec que al final m’interessa la part experiencial de l’art, encara que sembli contradictori. L’ús de pel·lícules i diapositives per exemple té a veure amb tenir una experiència cinemàtica, la qual cosa es perdria en veure-les en un monitor petit. Crec que hi ha peces que es poden difondre per Internet, però no la majoria de les meves. M’importa l’experiència tant com les dades en elles.

MB: Creus que el marc institucional de l’art (museus, centres d’art, i també grans esdeveniments com Documenta o les biennals internacionals) són flexibles i s’adapten a les noves necessitats que les pràctiques artístiques demanen?

MGT: Si, no em causa cap problema. Crec que constantment he tractat de fer ús d’aquests marcs per explicar el que vull. És clar, hi ha limitacions, però també molta flexibilitat. Crec que fins avui, cada vegada que m’han convidat a exhibir en una biennal o exposició d’aquest tipus acabo fent la meva feina en un altre lloc. Per a mi l’obra existeix on s’executa, i no on s’exhibeix. Això tant se val.