Listados. Sobre la necesidad de guías y ránkings

Señalar, mostrar, indicar, informar, apuntar, subrayar, guiar… Parece ser que esta es la clave en una sociedad saturada de información, en la que el problema no es tanto el acceso sino la descodificación. Los listados, los resúmenes y las clasificaciones parecen darnos un poco de orden y de estabilidad, aunque sepamos que las fórmulas tipo «los 40 principales» responden a motivaciones puramente comerciales. Quizás por eso algunos artistas se han encargado de evidenciar el absurdo de cualquier tipo de clasificación o listado. Es el caso de las taxonomías de Claude Closky (inventarios de los primeros mil números ordenados alfabéticamente) o los listados de Ignasi Aballí (de artistas, cine o dinero en los que se limita a recortar del periódico la palabra en cuestión para componer dichos listados).

Sabemos que es absurdo pero también necesitamos guías rápidas que podamos leer en diagonal y que dibujen una cartografía del «aquí y ahora»: del panorama artístico internacional, de video-artistas, de artistas emergentes, de artistas globales, y de un sin fin de posibilidades. Algunas editoriales lo saben. Taschen va actualizando casi anualmente sus volúmenes de «100 Contemporary Artists», en los que en una página encontramos la información básica que necesitamos para poder hablar con propiedad de algún artista: fotografía del artista, imagen de una obra y un breve texto que resume su trabajo de manera clara y precisa. Phaidon sigue reinventándose desde que empezó en 1998 con «Cream», «an authoritative view on the art world of today and tomorrow», siguió con «Fresh Cream» (2000), «an indispensable guide to 100 cutting-edge artists worldwide; «Cream3» (2003), «Ice:Cream» (2007), «a global survey of some of the most significant emerging artists working today» y recientemente «Creamier», en el que posicionan también a aquellos que hacen la selección: «10 Curators, 100 Contemporary Artists, 10 Sources». Exit Express también intenta convertirse en un referente con «100 Artistas Españoles» y «100 Videoartistas».

Los bienales (y sus catálogos) también acaban convirtiéndose en guías de referencia para descubrir, fijarse o seguir la trayectoria de los artistas. Venecia, Documenta, Manifesta, Liverpool, Sao Paulo a menudo parecen un tablero del juego de la oca en el que los artistas van «de oca a oca». Esta insistencia por parte de los comisarios puede responder a motivos bien diversos que pueden ir desde un verdadero interés por el/la artista, a la necesidad de jugar sobre seguro, pasando por ausencia de investigación, falta de imaginación, inseguridad o, simplemente, pereza.

Si una exposición o una edición de una bienal puede ser o no un referente en el futuro es algo imposible de prever y que sólo el tiempo confirmará. Así sucedió con «When attitudes become Form» comisariada en el año 1969 por Harald Szeemann o con «Anys 90. Distància zero» comisariada en el año 1994 por José Luis Brea.