Hace ya mucho tiempo que se ha desmontado la visión hegemónica del mundo, eurocentrista y patriarcal. La historia del arte que estudiamos en el siglo XX ha sido puesta en entredicho, precisamente por excluir las múltiples narrativas que simultáneamente se generaban desde culturas y geografías no occidentales. Vivimos en un mundo, todavía jerarquizado, pero en el que, al mismo tiempo, existen canales para hacer oír voces y miradas periféricas, transversales y diversas. El conocimiento ya no se transmite, sino que tiene múltiples niveles y se genera de manera colectiva y desjerarquizada, a partir de la duda, las tensiones, las contradicciones y las relecturas.
En este contexto, los museos ya no pueden ser los guardianes de los tesoros del pasado, sino grandes archivos, repositorios de memoria (siguiendo a Walter Benjamin) cuyas colecciones cambian, evolucionan, enfatizan la complejidad y se abren a múltiples lecturas. Un buen ejemplo de ello fue la exposición La caja entrópica de Francesc Torres en el MNAC, trabajada a partir de la colección del museo, entendida como archivo en el que es posible investigar lo desestimado, lo que se archiva pero se deja de lado, para ofrecer un retrato de un momento determinado, tan fiel como la historia oficial.
El énfasis en las posiciones críticas y periféricas, la recuperación de narrativas olvidadas o silenciadas o las relecturas de la historia, con la consiguiente creación de nuevos mapas, genera nuevas redes de conexiones a partir de relatos alternativos, múltiples y simultáneos, que permiten conectar Barcelona con, por ejemplo, Abu Dhabi o con ciudad de Guatemala. Así, en la exposición From Barcelona to Abu Dhabi (co-organizada por el MACBA y ADMAF, Abu Dhabi) reencontramos las fotografías de la artista emiratí Ebtisam Abdul Aziz en las que aparece una figura femenina, vestida totalmente de negro (incluyendo cabeza y la cara) que se contorsiona dentro de un aro blanco que le impide moverse libremente, evidenciando el conflicto y el esfuerzo de las mujeres en los Emiratos Árabes (y en el mundo, en general) para superar las limitaciones sociales impuestas. Desde Guatemala, Cuerpo desbordado de Nora Pérez fotografía cuerpos de mujeres que desbordan (literalmente) las restricciones que unas fajas tratan de imponer siguiendo unos cánones físicos y de belleza impuestos. Completando este recorrido periférico, en One Year Women’s Performance. 2015-2016, expuesta recientemente en la Virreina, Raquel Friera se basa en la acción del taiwanés Tehching Hsieh en la que fichaba cada día durante un año, en un intento, fallido naturalmente, de cuantificar el trabajo artístico. Friera pide a una serie de mujeres que fichen y se fotografíen cada vez que finalizan tareas domésticas o de cuidados de familiares, precisamente para visibilizarlas.
En definitiva, tres ejemplos desde contextos geográficamente lejanos, que comparten miradas y discursos artísticos sobre el papel de la mujer en sociedades bien diversas.