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"Reflexiones y análisis sobre arte contemporáneo y cultura."

Hace tiempo que los documentales son apreciados, no tanto por su aproximación objetiva a la realidad, sino por ser formatos que pueden jugar (en el amplio sentido de la palabra) con la veracidad y, al mismo tiempo, acercarse a los making off o evidenciar los mecanismos de los sistemas.

El género documental (aunque sería más preciso hablar de formato más que de género) puede convertirse en una aproximación extraordinaria al trabajo de los artistas. Ya sea mediante entrevistas, registros de los procesos de creación, mostrando la historia que hay detrás de los trabajos o bien desde miradas más especulativas, los documentales se convierten en mediadores excepcionales que contribuyen a disolver el maldito «gap» que sigue existiendo entre sociedad y arte contemporáneo.

A finales de 2020 se celebró la cuarta edición de dart Festival Barcelona, «el primer festival de cine documental dedicado arte contemporáneo, el principal objetivo del cual es entrelazar la cultura y el conocimiento con el gran público». En esta edición en pleno contexto pandémico, dart ha sabido encontrar al mejor aliado para hacer posible la edición de este año: Filmin, la plataforma de distribución digital de contenidos audiovisuales que más cuidado tiene de ofrecer un catálogo seleccionado con buen criterio para huir de mainstreams y llevar a cabo un impecable trabajo curatorial en la selección y presentación de sus contenidos.

De la edición de este año nos gustaría que no pasara desapercibida una joya (literal): The Proposal (2018) de la artista norteamericana Jill Magid, un trabajo complejo y ambiguo, porque es un documental pero también un proyecto artístico en si mismo. La historia parte de la fascinación de Jill Magid por el arquitecto/artista mejicano Luis Barragán y el descubrimiento, al ir a su Casa Museo en México, que solo es accesible el archivo personal del arquitecto, ya que el archivo profesional fue adquirido por unos coleccionistas suizos que lo conservan en un búnker y con un acceso extremadamente restringido. Tras una investigación más profunda, Jill averiguó que el archivo Barragán fue ofrecido como regalo de compromiso por Rolf Fehlbaum, director de Vitra Museum a su futura esposa, Federica Zanco. Con un hilo narrativo a partir de la correspondencia epistolar con Federica, Jill va trazando un recorrido encaminado a hacerle una propuesta: ofrecerle un anillo con un diamante, hecho a partir de las cenizas del arquitecto Barragán (con el beneplácito de la familia Barragán) a cambio de devolver el archivo a México y hacerlo accesible.

De esta manera, temas como el legado de los artistas, el control, la propiedad de los derechos de autor o el acceso al conocimiento quedan planteados a través de esta fascinante historia, explicada como si de una novela se tratara a partir de recursos cinematográficos y epistolares.

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Documentals d’art

Ja fa temps que els documentals són apreciats no tant per la seva aproximació objectiva a la realitat, sinó per ser formats que poden jugar (en tot el sentit de la paraula) amb la veracitat i al mateix temps acostar-se als making off o evidenciar els mecanismes dels sistemes.

El gènere documental (encara que potser seria més precís, parlar de format més que de gènere) pot convertir-se en una aproximació extraordinària al treball dels artistes. Ja sigui mitjançant entrevistes, registres dels processos de creació, mostrant la història que hi ha darrera dels treballs o bé utilitzant altres mirades més especulatives, els documentals es converteixen en mediadors excepcionals que contribueixen a dissoldre el maleït «gap» que continua existint entre societat i art contemporani.

A finals del 2020 es va celebrar la quarta edició del dart Festival Barcelona, «el primer festival de cinema documental dedicat a l’art contemporani el principal objectiu del qual és entrellaçar la cultura i el coneixement amb el gran públic». En aquesta edició en ple context pandèmic, dart ha sabut trobar el millor aliat per fer possible l’edició d’enguany del festival: Filmin, la plataforma de distribució digital de continguts audiovisuals que més cura té d’oferir un catàleg seleccionat amb bon criteri per fugir dels mainstream i dur a terme un veritable treball curatorial en la selecció i presentació dels seus continguts.

De l’edició d’enguany ens agradaria que no passés desapercebuda una joia (literal): The Proposal (2018) de l’artista nord-americana Jill Magid, un treball complex i ambigu, perquè és un documental, però també un projecte artístic en ell mateix. La història parteix de la fascinació de Jill Magid per l’arquitecte/artista mexicà Luis Barragán i el descobriment, en anar a la seva Casa Museu a Mèxic, que només és accessible l’arxiu personal de l’arquitecte, atès que l’arxiu professional va ser adquirit per uns col·leccionistes suïssos, que el conserven en un bunker i amb un accés extremadament restringit. Fent una recerca més en profunditat, la Jill va saber que l’arxiu Barragán va ser ofert com a regal de compromís per Rolf Fehlbaum, director de Vitra Museum a la seva futura dona Federica Zanco. Amb un fil narratiu a partir de la correspondència epistolar amb Federica, la Jill va traçant un recorregut encaminat a fer-li una proposta: donar-li un anell amb un diamant fet amb una part de les cendres de l’arquitecte Barragán (amb el beneplàcit de la família Barragán) a canvi de retornar l’arxiu a Mèxic i fer-lo accessible.

D’aquesta manera, temes com el llegat dels artistes, el control, la propietat dels drets d’autor o l’accés al coneixement queden plantejats a través d’aquesta fascinant història, explicada gairebé com una novel·la que utilitza recursos cinematogràfics i epistolars.

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Empatía

…Y la naturaleza recuperó terreno: peces en los canales de Venecia, ciervos en medio de la carretera, coyotes en las calles de San Francisco, plantas silvestres abriéndose paso en el asfalto, aire más puro y menos contaminación acústica en las ciudades… Y también se intentó no dejar a nadie atrás. Pero fue sólo un paréntesis, un recordatorio sin el suficiente calado para revisar de verdad el contrato social-natural, para aprender de la capacidad de adaptación de los animales y adoptar modelos de inteligencia más complejos, para asimilar de una vez que el crecimiento per se no puede ser la finalidad.

No es momento de megaproyectos. En la escala está la clave, en cambiar aquello que podemos tocar, optar por gestos mínimos de incidencia máxima, aplicar la noción de arm’s lenght, la igualdad de condiciones. La inteligencia pasa por la empatía. Por la empatía y la gratitud.

Gratitude es el título de uno de los últimos ensayos de Oliver Sacks, en el que escribía las siguientes palabras: «It is the fate of every human being to be a unique individual, to find his own path, to live his own life, to die his own death (…) My predominant feeling is one of gratitude. I have loved and been loved. I have given much and I have given something in return. Above all, I have been a sentient being, a thinking animal, on this beautiful planet, and that in itself has been an enormous privilege and adventure».

Viendo estos días el documental Oliver Sacks: His own life nos reencontramos con una personalidad compleja, contradictoria, vital, apasionada y tremendamente empática. Neurólogo y escritor, Sacks no quiso ser un teórico, sino que prefirió estar cerca de sus pacientes, muchos de ellos en situaciones extremas y desesperadas, preguntarles «cómo estaban», escuchar sus respuestas y escribir sus historias. No fue hasta después que varios de sus libros alcanzaron un número considerable de lectores que el establishment médico empezó a tomar en serio sus investigaciones, que contribuyeron a un mejor entendimiento del funcionamiento del cerebro y la diversidad de la experiencia humana.

El pensamiento creativo (no sólo el de los y las artistas – à propos, ¡qué necesario es recuperar ahora también a Joseph Beuys!-) se articula en esas mismas premisas, sigue procesos individuales, idiosincráticos, se pone «en el lugar del otro», es transversal, permite ver las cosas desde perspectivas renovadas… Este es el tipo de pensamiento que hay que practicar y reivindicar, el que nos reconciliará con nosotros y con nuestro entorno.

Empathy

…And nature recovered its lost ground: fish in Venice’s canals, deer in the middle of the roads, coyotes on the streets of San Francisco, wild plants pushing their way up through concrete, cleaner air and less noise pollution in cities… The idea was not to leave anyone behind… But it was only a parenthesis, a reminder not deep enough to really revisit the social-natural contract, to learn the animal’s ability to adapt and adopt more complex intelligence models to once and for all assimilate that growth per se cannot be the aim.
Right now it is not the time for megaprojects. The key is the scale, it is changing what we may really touch, to choose minimal gestures for a maximum effect, to apply the notion of arm’s length, equal terms. Intelligence hangs on empathy. Empathy and gratitude.
Gratitude is the title of one of the last essays by Oliver Sacks, in which he wrote the following words: «It is the fate of every human being to be a unique individual, to find his own path, to live his own life, to die his own death (…) My predominant feeling is one of gratitude. I have loved and been loved. I have given much and I have given something in return. Above all, I have been a sentient being, a thinking animal, on this beautiful planet, and that in itself has been an enormous privilege and adventure.»
When viewing these days the documentary Oliver Sacks: His own life, we may rediscover a complex, contradictory, vital, passionate and highly empathic personality. Neurologist and writer, Sacks did not want to be a theoretician, but rather stay close to his patients, many of them in very serious and desperate conditions, to ask them «how they were», to listen to their answers and write their stories. However, it was only after several of his books had reached quite a large audience that the medical establishment started to take his research, which contributed to a better understanding of how the brain works and the diversity of human experience, seriously.
Creative thinking (not only that of male or female artists -by the way, how much we need now to also recover Joseph Beuys!-) is organised along these very same assumptions, it follows individual, idiosyncratic processes, to put oneself «in another’s shoes», it is transversal, it allows us to see things from renewed points of view… This is the type of thinking that we must put into practice and fight for, the one that will reconcile us with ourselves and with our environment.

Si algo nos está enseñando este 2020 es que urge revisar el contrato social-natural y no sólo eso, también deberíamos aprender de la capacidad de adaptación y evolución de algunos animales y asimilar unos modelos de inteligencia más complejos. Lo hemos visto en la naturaleza y lo vemos en la sociedad. Los dinosaurios, que dominaron la tierra durante millones de años, se extinguieron, pero de su evolución llegaron hasta nuestros días las aves, más pequeñas, con menos necesidad de alimento y más capacidad para adaptarse al entorno.

Otro ejemplo fascinante es el pulpo, un animal que realiza una autoedición genética que le permite adaptarse a los cambios. Sus neuronas están repartidas por todo el cuerpo, de manera que podríamos hablar de nueve cerebros, uno central en la cabeza y ocho periféricos, repartidos entre los distintos tentáculos.

Las grandes estructuras monotemáticas tienen los días contados. En una entrevista reciente en A*DESK, Frédéric Migayrou, conservador jefe de arquitectura y diseño del Mnam-CCI Centre Pompidou de París, reflexionaba sobre la evolución del sector de los museos tras la pandemia y proponía hacer el museo más permeable a la participación y a la circulación de la información, utilizar la tecnología para que el museo se convierta en un medio de comunicación.

No sé si las grandes instituciones son conscientes de este grado cero en el que estamos ahora mismo. Lo acaba de decir Judith Butler en una charla virtual organizada por Whitechapel: «La pandemia es una crisis en ella misma pero también exacerba las crisis pre-existentes de capital, cuidados, racial y climática». No sé si la sociedad ni las instituciones tienen la capacidad de repensarse a este nivel. Pero quizás la única posibilidad de supervivencia es la de redimensionarse para poder evolucionar, la de perder centralidad para poder adaptarse al nuevo medio. La de compartir, estructuras y metros cuadrados, dejar de pensar en rentabilidad económica y más en rentabilidad cultural. Es hora de que los museos dejen de pensarse como lujosísimas tiendas Prada para convertirse en espacios (físicos y virtuales) accesibles y utilizables, lugares de encuentro y de uso. Si ahora mismo las escuelas carecen de espacio suficiente para poder funcionar con seguridad, ¿por qué no aprovechar la generosidad de los espacios museísticos? Es el momento en que cultura y educación deben ser vasos comunicantes. Es el momento de las pequeñas estructuras, de la autogestión, de los gestos mínimos de incidencia máxima, de las redes de neuronas, de los rizomas. Volvemos a Deleuze y Guattari: «En el rizoma está en juego una relación con la sexualidad, con el animal, con el vegetal, con el mundo, con el libro, con todo lo natural y lo artificial, frente a la relación arborescente».

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Joan Jonas. Moving Off the Land II, 2019. Ocean Space, Iglesia de San Lorenzo, Venecia. Performance con Ikue Mori y Francesco Migliaccio. Encargo de TBA21-Academy Foto: Moira Ricci. © Joan Jonas

Rizomes



Si alguna cosa ens està ensenyant aquest 2020 és que urgeix revisar el contracte social-natural i no sols això, també hauríem d’aprendre de la capacitat d’adaptació i evolució d’alguns animals i assimilar uns models d’intel·ligència més complexos. Ho hem vist en la naturalesa i ho veiem en la societat. Els dinosaures, que van dominar la terra durant milions d’anys, es van extingir, però de la seva evolució han arribat fins als nostres dies els ocells, més petits, amb menys necessitat d’aliment i més capacitat per a adaptar-se a l’entorn.



Un altre exemple fascinant és el polp, un animal que realitza una autoedició genètica que li permet adaptar-se als canvis. Les seves neurones estan repartides per tot el cos, de manera que podríem parlar de nou cervells, un central al cap i vuit perifèrics, repartits entre els diferents tentacles. 



Les grans estructures monotemàtiques tenen els dies comptats. En una entrevista recent en A*DESK, Frédéric Migayrou, conservador cap d’arquitectura i disseny del Mnam-CCI Centre Pompidou de Paris, reflexionava sobre l’evolució del sector dels museus després de la pandèmia i proposava fer el museu més permeable a la participació i a la circulació de la informació, utilitzar la tecnologia perquè el museu es converteixi en un mitjà de comunicació. 



No sé si les grans institucions són conscients d’aquest grau zero en el qual estem ara mateix. Ho acaba de dir Judith Butler en una xerrada virtual organitzada per Whitechapel: «La pandèmia és una crisi en ella mateixa però també exacerba les crisis pre-existents de capital, cures, racial i climàtica». No sé si la societat ni les institucions tenen la capacitat de repensar-se a aquest nivell. Però potser l’única possibilitat de supervivència és la de re-dimensionar-se per a poder evolucionar, la de perdre centralitat per a poder adaptar-se al nou mitjà. Compartir, estructures i metres quadrats, deixar de pensar en rendibilitat econòmica i més en rendibilitat cultural i social. És hora que els museus deixin de pensar-se com a luxosíssimes botigues Prada per a convertir-se en espais (físics i virtuals) accessibles i utilitzables, llocs de trobada i d’ús. Si ara mateix les escoles manquen d’espai suficient per a poder funcionar amb seguretat, per què no aprofitar la generositat en metres quadrats dels espais museístics? És el moment què cultura i educació siguin vasos comunicants. És el moment de les petites estructures, de l’autogestió, dels gestos mínims d’incidència màxima, de les xarxes de neurones, dels rizomes. Tornem a Deleuze i Guattari: «En el rizoma està en joc una relació amb la sexualitat, amb l’animal, amb el vegetal, amb el món, amb el llibre, amb tot el natural i l’artificial, enfront de la relació arborescent».

Paisajes mediáticos y elecciones presidenciales

Paisatges mediàtics i eleccions presidencials

Media Landscapes and presidential elections

Nuestro horizonte está definido por los paisajes mediáticos. A los paisajes naturales (landscapes) le siguieron los paisajes urbanos (urbanscapes) y desde hace décadas son los paisajes mediáticos (mediascapes) los que definen y determinan nuestro presente. Muntadas es uno de los artistas que en sus obras ha analizado exhaustivamente el paisaje de los media. Ya en un trabajo de 1978, Two landscapes, hacía referencia al real landscape o paisaje real y al media landscape o «paisaje de los media», es decir a su influencia en la creación (o mediatización) de la conciencia contemporánea.

Este impacto de lo mediático alcanza una de sus máximas expresiones en la política norteamericana y Antoni Muntadas (residente en Nueva York desde la década de los 70), junto a Marshall Reese, llevan años centrando su exploración de los paisajes mediáticos, en los períodos de campaña electoral en los Estados Unidos. Desde 1984, han creado una antología de anuncios televisivos de campañas electorales para la presidencia de los Estados Unidos, que se inicia con la campaña Eisenhower-Stevenson de 1952 y que van actualizando cada cuatro años y acompañan de presentaciones y charlas. Estamos en 2020, en plena campaña presidencial Trump-Biden y Muntadas y Reese presentan la más reciente entrega de su trabajo, un vídeo de 97 minutos que recopila y analiza críticamente, mediante una edición que contrasta, superpone o presenta en paralelo diferentes campañas, que evidencian, diferentes situaciones, valores, prioridades, necesidades o tendencias.

«En el 68, los artistas hacían performances políticas, ahora la política es una performance», escribía hace unos meses en su cuenta de twitter, el ensayista y curador Iván de la Nuez, y ciertamente, Polítical Advertisement X: 1952-2020evidencia esta comparación entre los 60 y el momento actual, la lucha política, las protestas y la movilización social de los 60 y la inacción de la izquierda, probablemente paralizada ante la lógica de reality show en que Trump ha convertido su estancia en la Casa Blanca.

Pero no solo Trump, este gusto de la política por la performance tiene que ver con la necesidad de contar una historia, el famoso storytelling, pensado en términos mercantiles. Como analizaba el ensayista político, Christian Salmon en una entrevista al periódico argentino La Nación, los políticos son actores de un teatro de performances, al margen de la ideología que manifiesten, construyen relatos desarrollados estrictamente para el consumo popular. El espacio de lo político se pulveriza y se licúa. Sus espacios representativos, como el Parlamento, las sedes de los gobiernos o las instituciones públicas, se deslizan en Internet de manera que las redes sociales transforman al político en estrella mediática.

En La ceremonia caníbal, Salmon explica: «Vivimos en una democracia hechizada que ha sustituido la acción por el relato, la deliberación por la distracción, el arte de gobernar por el arte de la puesta en escena. La política ha pasado del debate, de la discusión y del dissensus, a lo interactivo, lo performativo y lo espectral (…) El hashtag reproduce su historia y su relato. Relato y comunicación se condensan. Y forman un producto. Las artes antiguas del relato y las leyes de la retórica se combinan con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como con las posibilidades de acción directa sobre los cerebros que ofrecen las neurociencias».

Así lo sintentiza también el tandem Muntadas- Reese, «La democracia está amenazada hoy en día en múltiples niveles, desde donaciones de dinero oscuro que presionan por intereses que favorecen a los ricos y a las corporaciones; desde tecnologías de persuasión, Facebook, Twitter, Google y Youtube que han superado y remodelado el panorama de los medios; peligro todavía más mortal en 2020 que es el Coronavirus».

Detectar, analizar y conocer estos mecanismos es el antídoto que permite una resistencia a la manipulación y una capacidad de reacción. Esto es precisamente lo que vienen haciendo Muntadas-Reese desde los 80, con las proyecciones rituales de este work-in-progress Political Advertisement X, 1952-2020, que podrá verse pronto en los cines Zumzeig de Barcelona, en una sesión presentada por Albert Alcoz y con un coloquio posterior a cargo de Marcelo Exposito.